El precio de los carburantes, concretamente de la gasolina 95 y del gasóleo A, ha subido en torno a un 20% desde la pandemia. Así lo demuestran los datos actualizados hasta el mes de abril de este año por el Geoportal del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y apuntan a una subida de un 20,02% en la gasolina y de un 19,68% en el diésel. La comparación está realizada con el mes de mayo del año pasado, cuando los precios de los carburantes llegaron a su mínimo en mucho tiempo debido a la caída del consumo por la pandemia del coronavirus y el consiguiente estado de alarma.

El año 2020 había empezado además con precios al alza, teniendo en cuenta que en diciembre del 2019 el precio del litro de gasolina 95 estaba de media en Córdoba a 1,305 euros y al mes siguiente, en enero del 2020, ya había escalado hasta los 1,318. A partir de aquí fue bajando hasta llegar a ese mínimo de mayo, que en el caso de la gasolina se situó en 1,089 euros el litro.

Con respecto al diésel, en mayo del año pasado un litro de gasóleo A no llegaba en Córdoba ni a un euro, situándose en 0,986 cuando el año lo había empezado en 1,23 euros. En abril de este año, ya se estaba empezado a recuperar y se situó en 1,18 euros.

Es curiosa además esa bajada tan significativa en mayo, dado que fue en el mismo mes del 2019 cuando llegó a los valores más altos de los últimos ejercicios: 1,345 euros en el caso de la gasolina 95 y 1,249 en cuanto al diésel.

Los precios, al alza

Esta subida, además, no va a paralizarse. Así lo afirma el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Córdoba, Rafael Larrea, quien apunta varios motivos para cerciorar que el valor de los carburantes va a seguir subiendo. Según Larrea, ahora mismo existe un desajuste entre la oferta y la demanda, el principal motivo que apunta hacia ese incremento de los precios. "Si bien estamos en torno a un 80% del consumo respecto a la situación prepandemia, la oferta va a tardar más en ajustarse respecto a la demanda, que está aumentando progresivamente tras el final del confinamiento".

Larrea apunta, además, que "no sería de extrañar que las operadoras trasladaran paulatinamente a los precios tanto los nuevos requisitos legales exigidos desde principios de año de los biocarburantes como la carga que el ejecutivo les ha fijado para financiar las inversiones en renovables". Los empresarios de gasolineras, eso sí, esperan que esto no ocurra porque de lo contrario, lamenta Larrea, "afectaría igualmente en el incremento del precio final al consumidor".

Y a estas razones añade una más, un posible aumento del impuesto al diésel. "De hacerse efectivo el anuncio del Gobierno de igualar el impuesto al diésel al de la gasolina, impactaría de lleno en el precio final al consumidor", incide el empresario (los impuestos suponen en torno a un 52% y un 56% del precio final del diésel y la gasolina, respectivamente).

Peligra la estabilidad de las gasolineras

Larrea advierte que de confirmarse esta tendencia alcista en los precios de los carburantes se verían afectados los consumidores, por lo tanto el volumen de la actividad y, en consecuencia, "la viabilidad de nuestras empresas". "Las estaciones de servicio solo somos meros intermediarios y nos perjudica que el precio se incremente. Nuestro negocio es un actividad de volumen y, para hacernos una idea de la situación del sector, el consumo de gasoil y gasolina en el 2020 se situó a niveles del 2002 y 1973, respectivamente», incide Larrea. 

En cualquier caso, el empresario incide que la primera razón (el desajuste entre la oferta y la demanda) es la clave que más incidirá en la escalada de los precios. Y es que, explica, con el final del confinamiento y, además, a las puertas de verano (cuando se producen muchos más desplazamientos), "la demanda se recuperará más rápidamente que la oferta".