Farolillos, algún que otro traje de flamenca, sevillanas, jarras de rebujito, carruajes, buena cocina tradicional y atracciones. Solo han faltado las casetas (sustituidas por bares y restaurantes) y el albero de El Arenal para que lo que este sábado se ha vivido en Córdoba pudiera llamarse el primer sábado de la Feria de Nuestra Señora de la Salud, de la que, sin duda, había unas ganas que han llenado las calles de cordobeses y turistas en un mayo que se ha acercado un poco más al que conocemos. Después de que la crisis sanitaria del covid interrumpiera el pasado año la celebración de la gran semana festiva de la ciudad, lo que no ocurría desde la Guerra Civil, los cordobeses, algo más tranquilos ante esta pandemia contra la que ya hay vacuna, se han lanzado a vivir de un modo diferente su feria, que, una vez más, muestra su capacidad de evolucionar según los tiempos y circunstancias.  

Y es que "la feria se lleva por dentro, y da igual dónde y cómo se celebre, lo importante es que nos dejen saborear de nuevo este ambiente", decía un grupo de matrimonios del barrio de Ciudad Jardín mientras buscaba un restaurante para saborear el salmorejo, la tortilla de patatas y los pimientos fritos de rigor. "Hay que meterse en ambiente, y para eso es necesario empezar por la cocina tradicional de las casetas, aunque hoy va a ser difícil comer en un restaurante si no tienes reserva", decía un miembro del grupo, que paseaba por la Judería, la zona de la ciudad que, junto al Centro y el Paseo de la Ribera, ha concentrado toda la diversión y el alboroto, algo que se ha alentado desde la Asociación Judería, que han vestido con lunares y siluetas de sombreros cordobeses algunas de las fachadas de sus establecimientos.

"Hemos querido crear visualmente un ambiente festivo y elegante para transmitir lo nuestro", ha explicado Laura Roda, presidenta del colectivo, que ha añadido que para llevar a cabo esta iniciativa han contado con la colaboración de la delegación municipal de Turismo. 

Un coche de caballos pasa junto al Alcázar de los Reyes Cristianos. A.J. GONZÁLEZ

Jarras de rebujito y sevillanas

Por otro lado, las jarras de rebujito han sido protagonistas en todos los establecimientos de la zona, así como las sevillanas, que suenan al paso por las estrechas calles de la zona ante el asombro de algunos turistas. "¿Siempre es así", le preguntaba un bilbaíno al camarero de un restaurante en una terraza. "No, es que hoy debería ser nuestro primer sábado de feria, y como no hay, nos la hemos traído aquí", respondía entre risas y casi con orgullo el empleado

También un grupo de tres amigas jubiladas catalanas se cuestionaba el ambiente. "Hemos venido a ver las flores de Córdoba, pero aquí hay mucho más", decía una de ellas mientras saboreaba un trozo de tortilla de patatas y una cerveza a las puertas de la Mezquita, cuyo Patio de los Naranjos ha vuelto a recuperar su trajín habitual de turistas, aunque menos que el fin de semana pasado, según los restauradores y hoteleros, que, a pesar de eso, también han colgado el cartel de ‘no hay billetes’.

"La verdad es que empezamos a ver la luz al final de túnel, y se nota que la gente quiere salir y reunirse con amigos y familiares porque estamos teniendo reservas de grupos grandes", ha señalado el responsable de la Taberna del Río, que también ha indicado que, aunque no hay feria, sí se están celebrando algunas comidas de empresa habituales en estos días del mayo festivo. 

Ambiente junto a la Mezquita-Catedral. A.J. GONZÁLEZ

Los patios, otro atractivo

La mayoría de los turistas ha acudido este fin de semana a la ciudad atraídos por sus patios, pese a que esta fiesta se dio por finalizada el pasado fin de semana. "Nosotros nos hemos confundido", han explicado dos parejas de Jaén que ha acudido a Córdoba con ese fin. Pero todo tiene arreglo, porque en San Basilio siguen mostrándose algunos de estos rincones floridos, que también han registrado largas colas esta mañana. 

Por su parte, los establecimientos del centro invitan a los visitantes a conocer la ciudad adornando con cortinas de lunares sus escaparates "como si fueran una caseta". "Queremos que mayo se siga viviendo en Córdoba, haya o no ya Patios, Cruces o feria", ha señalado Francisco Giménez, responsable de la camisería y sastrería del mismo nombre, que, a las puertas de su establecimiento, en la calle Gondomar, ha colocado una instalación floral a base de macetas y palés, a los que ha añadido un tonel de vino, y que está sirviendo de photocall a muchos turistas.

Y si hasta ahora los mayores se han reservado del covid en su casa, una vez vacunados, han decidido volver a esa casi normalidad tan deseada. Y se pudo ver a muchos de ellos en el pequeño parque de atracciones instalado en El Arenal, donde acudieron con sus nietos para invitarlos a pasear en alguno de los cacharritos, jugar en una caseta de tiro o tomar una hamburguesa. Aunque despertó tarde, como debe ser, esa calle del infierno ha sido otro gran punto de reunión ferial que por la tarde ha empezado a recibir gente joven sin miedo a las alturas y al vértigo ante la mirada agradecida de los feriantes después de meses sin trabajar.

Pero parece que la fiesta solo acaba de empezar, ya que se están organizando actividades como la que ha propuesto la diseñadora Basi del Río para el próximo martes, en la que invita a todas las cordobesas a vestirse de flamencas con el objetivo de reivindicar la moda andaluza y para que no se pierda el tradicional día de la mujer en la feria.