Una feria sin casetas no es una feria ni tiene el ambiente de una feria, pero después de dos años sin trabajar, a los feriantes les sabe a gloria. «Esto no está para tirar cohetes, pero es un comienzo... después de año y medio algo es algo». Ese es el ambiente y el discurso de los que desde el viernes trabajan en el Arenal Park.

A Ricardo López, malagueño propietario de una tómbola, la pandemia le pilló cargado de mercancía. «He estado en Sevilla y ahora aquí, esto es un motivo de esperanza, no podemos esperar que sea como una feria porque no lo es», afirma convencido, «pero es mejor que nada».

Francisco Pérez, de Aguilar, propietario de Turrones Hermanos Pérez, pasó por lo mismo pero para él esta es la primera salida desde el 2019. «Teníamos todo preparado y nos tuvimos que meter en casa de golpe, menos mal que pudimos devolver parte del producto a la fábrica porque si no, habría sido una ruina aún mayor», comenta, «han sido 18 meses muy duros». Tras dos años trabajando «en esto y aquello» para salir adelante, este simulacro de feria supone un rayo de luz. «La cosa está tranquilita, vienen sobre todo muchos nenes a montarse en los cacharros, pero no mucha gente más mayor que son los que nos compran, esperemos que poco a poco la cosa se anime».

El responsable de la noria confirma ese tono agridulce. «Ojalá empiecen a venir familias con niños que son nuestros clientes porque queremos que lo pasen bien», asegura, «el aforo al parque es limitado, en las cabinas se pueden montar hasta seis personas siempre que sean convivientes, cada vez que sale un grupo se desinfecta todo así que no hay peligro, pueden venir tranquilos».

En uno de los puestos de comida, preparan las mesas para la tarde-noche sin mucho entusiasmo. «Hace calor y la gente viene tarde, así que el horario hasta las doce de la noche se queda corto». El Arenal revive a la caída de la tarde con la llegada de un aluvión de jóvenes, a los que no les importa hacer cola para ponerse bocabajo en alguna atracción y deshacerse del exceso de adrenalina. El precio de las atracciones «no ha subido desde la feria del 2019», recalcan en la taquilla de Los Rápidos. La mayoría de los cacharritos cuestan entre 3’5 y 4 euros, 5 el que más. «Todo sea porque vengan».