El volumen de gasto de la población en el sector del juego se desplomó durante el 2020 en la provincia de Córdoba hasta los 91,95 millones de euros, desde la altura de los 176,38 millones del 2019, que fue la cifra más elevada en una década, según la última estadística publicada por la Junta de Andalucía. La inercia se repite en el resto de la comunidad, que pasa de los 2.227 a los 1.281 millones de un año a otro. A nivel provincial, eso supone una bajada de un 48% en el gasto total. En su informe, la Junta señala que el gasto real -resultado de la inversión menos la devolución- ronda los 23,63 millones de euros.

En Córdoba, la mayoría del dinero dedicado al juego lo recogen las 2.654 máquinas tragaperras que hay distribuidas en la provincia, según la información de la Junta. En el 2020 se introdujeron 79,64 millones de euros, aunque apuntan los datos que una mayor parte fue devuelta. El gasto real se quedó en 19,91 millones. El año de la pandemia también hizo que las cifras del 2019 (148,49 millones) descendieran hasta un 46%. También se contabilizaron 300 aparatos menos. Así, la media se encuentra en 3,4 máquinas por cada mil cordobeses.

El bingo electrónico, que durante el último año consta como la segunda fuente de ingresos para el sector, experimentó el único crecimiento económico. Este llevó a gastar 6,46 millones de euros, aunque, como precisa la Junta, las pérdidas reales bajan a 1,97 millones. Este juego, que en el 2019 implicó el desembolso de 4,22 millones, costó un 52% más a los bolsillos en el 2020. Además, con ese incremento, superó a las 413 terminales de apuestas de Córdoba, en las que 5,87 millones de euros fueron gastados. Según el informe, con las devoluciones aplicadas, el consumo dejó las cifras en 1,18 millones. Esa disminución fue acompañada con el cierre de 34 salas, ya que en las estadísticas regionales el año anterior constaban 447. Y, entre la evolución que experimentaron los diferentes ámbitos del juego, la Junta no registró ninguna actividad en lo que se refiere al bingo tradicional, a pesar de que la provincia cuenta con tres locales.

Inspecciones y sanciones

El año, a parte del descenso general en el consumo, dejó 128 inspecciones menos. Se realizaron 1.288, frente a las 1.416 del 2019. La mayoría (1.231) se centraron en máquinas recreativas, seguidas por las inspecciones en salones (48). El resto, con sorteos y otros juegos (7) y bingos (2). A pesar de esa reducción, fue la segunda provincia andaluza, tras Jaén (3.037), que mayor número efectuó y revirtió la situación en la que se encontraba el año anterior, cuando fue la que menos trabajos realizó tras Huelva.

Siguiendo esta línea, en Córdoba se iniciaron tres expedientes sancionadores, de los cuales dos fueron a sorteos y otros juegos y uno, a bingos. Por otra parte, se resolvieron 10. Cinco correspondieron a salones, tres a tragaperras y dos a sorteos y otros juegos. En este sentido, resulta la tercera provincia que más resolvió, tras Cádiz (96) y Málaga (19).

Por último, el número de prohibidos (personas a las que se les prohibió el acceso) ascendió a 2.691, al sumar 131 a las listas respecto al 2019. El año acabó con 1.682 hombres y 1.009 mujeres incluidos en las restricciones al juego. De ellos, 364 no pueden entrar a salones, 1.605 no pueden hacerlo a bingos y 722 se quedan fuera de casinos.

Reacciones

Para Salvador Secilla, presidente de la Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación (Acojer), las cifras no reflejan la realidad de la adicción. Como asegura, para quienes la viven se ha agravado la situación por el encierro. «Los resultados estamos viéndolos venir ahora». Y explica que «hoy los juegos presenciales están cayendo», en favor de lo virtual. Según las datos de la asociación, en esta dimensión se han duplicado en el último año. Lo afirma quien, cada semana, asegura recibir a tres o cuatro personas buscando tratamientos en la asociación. Para hacerle frente, Secilla insiste en la necesidad de alejar los locales de centros educativos. Según sus cifras, hasta un 6% de los cordobeses de entre 14 y 16 años juega. Pero eso requiere «voluntad política».

Por el contrario, Mariano Lambert, presidente de la Asociación Provincial Cordobesa de Operadores de Máquinas Recreativas (Aprocomar), se muestra en desacuerdo con la relación entre la cercanía de los salones y los centros educativos como factor influyente. Con el juego online sí que es reacio, porque está a mano del usuario siempre. En cualquier caso, señala que es competencia de la Junta establecer esa norma, por la que se encuentra tranquilo. «Si no se han dado más licencias, es porque no se han pedido», asegura. Y apunta al desplome del sector en el último año, para el que augura una pérdida del 30% de los establecimientos o, incluso, de un 40%.