Abelo, hemos visto unos ninosauros”. Quien pronuncia esa frase no llega a los cuatro años y se dirige con voz de entusiasmo indisimulado a través del móvil a su abuelo para contarle lo que acaba de ver. Se trata de la recreación del mundo jurásico que Dinosaurs Tours ha traído a Córdoba, por segunda vez, en su ruta por Europa, donde ya ha sido visitada por más de 7 millones de personas desde que se pusiera en marcha hace 16 años.

En Córdoba permanecerá hasta el 9 de mayo y, según ha explicado a este periódico el responsable de comunicación de la atracción, Eneko Velasco, esperan que sean unas 15.000 personas las que puedan, durante una hora aproximadamente, viajar en el tiempo y sumergirse en una de las partes de la historia de nuestro planeta que más fascina a pequeños y mayores, ver cómo gracias a la tecnología animatrónica, se mueven, rugen y respiran estos enormes seres vivos, varios millones de años después de su extinción.

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Los dinosaurios toman Córdoba A.J.González

En el interior de la carpa, se puede ver más de una treintena de dinosarios, desde el velociraptor al triceratops, pasando por el espinosaurus, el ankilosaurus o el siempre temido y admirado tiranosaurus rex. Si el visitante tiene alguna duda de cuál de estas especies tiene ante sus ojos, no tiene más que preguntarle a cualquiera de los más pequeños visitantes que, sin dudarlo, no solo le dirá el nombre, sino su alimentación, si es terrestre, marino o volador. Un ejemplo de ello era Rosa, que, a sus tres años de edad se mostraba cautivada por rex, al que, pese a la ferocidad de su naturaleza, aseguraba no tenerle miedo, “porque es pequeño”, decía. A Abrahan, sin embargo, el que más le gusta es “uno que tiene pinchos en la espalda, creo que se llama spinosaurus”, que no tiene pinchos exactamente, pero sí una especie de aleta en la parte superior del lomo. Julia explica que a ella “y a mi prima Candela”, que tienen entre las dos ocho años, “no, tenemos cuatro cada una”, aclaran al periodista, les gusta el brakiosaurus, aunque su padre reconoce que las dos tienen “auténtica pasión”, por el mundo de los dinasaurios en general.

Eneko Velasco confirma algo que se ve solo al entrar y es esa fascinación que los menores, y no pocos padres, sienten por este mundo al que Steven Spilberg tanto favor le ha hecho, y el mundo del celuloide en general. “El cine ha hecho mucho por esta época que, aunque fue real, tiene mucho de mitológica y hace que para los niños sea un mundo de fantasía”.

Durante el recorrido se puede ver a los chiquillos jugando a ser paleontólogos, en un arenero del que se ve aflorar un esqueleto o sorprenderse con un tiranosaurus, pequeño como decía Rosa, deambulando entre los visitantes, cuyas caras muestran “admiración, sorpresa, nerviosismo y miedo algo fingido”. Después, un progenitor explica, antes de salir, que el sarcosuchus es “el abuelo de los cocodrilos actuales”, mientras el niño se coloca entusiasmado para hacerse una foto ante tan enorme lagarto.

A la salida, centenares de padres intentan tranquilizar, en una nueva y extensa cola, a sus vástagos ávidos de viajar en el tiempo y mostrar su valentía entre los afilados colmillos del carnívoro más feroz que existió sobre la tierra, pues, entre todos, el tiranosaurus rex, pese a ser un temido depredador, no deja de ser el que más admiración levanta.