El Real Jardín Botánico de Córdoba (Imgema) ha celebrado este domingo el primer mercadillo de trueque de plantas con una expectación que ha desbordado todas las previsiones. "Sabíamos que había interés porque se habían apuntado más de un centenar de personas, 20 de ellas a última hora de ayer, pero no esperábamos el aluvión de gente que se ha producido a primera hora, ha sido espectacular", ha explicado Carmen Jiménez, una de las técnicas del Imgema que ha coordinado esta actividad, que al ser al aire libre es ideal para tiempos de pandemia. El sistema de trueque estaba regido por una clasificación de las plantas entre esquejes, macetas recién enraizadas, en fase intermedia o avanzada. Los participantes entregaron sus macetas a los técnicos a cambio de unos papelitos que, según el color, les daban derecho a elegir otras tantas plantas de las muchas disponibles. El resultado ha sido un movimiento enorme de todo tipo de especies que hoy dormirán en casas distintas a las que amanecieron. A las 11 horas, una hora después de abrir, ya se habían producido mil intercambios.

"Lo que hemos visto es que cada planta tiene una historia personal y que el trueque supone una experiencia muy emocional", comenta Carmen Jiménez, cuyo testimonio respalda también Franck Conchón, miembro de la Red de Trueque que ha asesorado al jardín en esta iniciativa. "Lo que ha sucedido aquí no ocurre con otro tipo de objetos que se intercambia", asegura, "en este caso, había una parte muy emocional de los cuidadores, al fin y al cabo, las plantas son seres vivos a los que vamos viendo crecer, además es importante elegir bien cuáles llevar a tu casa». Más que un trueque, se produce una especie de adopción de plantas.

Carmen Jiménez con Ana Balbuena, propietaria del patio de Pedro Fernández que ha participado en el trueque. Chencho Martínez

Entre los participantes, ha habido mucha variedad de perfiles, desde cuidadores de patios a floristeros, aficionados a las plantas y gente muy entendida, interesada en aprender e intercambiar conocimientos. Carmen Gómez y Diego Cabrera han acudido a la cita temprano. Propietarios de una casa patio que no participa en el concurso, han llevado de casa cactus, una pilistra grande y varias plantas más con denominación estrambótica y han regresado con especies nuevas como begonias, centaurea de Viana, kalanchoe, violeta africana y otras de nombre impronunciable. "Me ha sorprendido gratamente el nivel de las personas que han venido, ha habido conversaciones superinteresantes con consejos y recomendaciones sobre cómo cuidar ciertas plantas y hay quienes han traído incluso plantas de coleccionista", señala Jiménez, que también se ha sorprendido de que los cordobeses hayan comprendido perfectamente que las plantas de patio no son solo flores sino especies sin ella. Para Diego Cabrera, "este tipo de iniciativas estimulan mucho a aprender y a visitar el Jardín Botánico, al que a veces acudimos como quien va a un museo mientras que hoy se ha producido una actividad participativa sobre algo vivo".

Ángela Gómez, propietaria de la floristería Los Girasoles y de uno de los patios que participan en el concurso de mayo, ha estado presente en el mercado, al que acudió entre otras especies con una begonia dragón, hiedras y una esparraguera. A cambio, se ha llevado hortensias, un cactus raro o miramelindas. "Hay mucho donde elegir, es muy enriquecedor porque aquí se evidencia la relación tan especial que hay entre cuidadores y plantas, algo que llevamos en vena desde siempre, transmitido de abuelas a madres durante generaciones".

Plantas en vías de extinción

Carmen Jiménez, convencida de que habrá que repetir la iniciativa el año próximo tras el éxito cosechado, cree que la próxima vez debería celebrarse unas semanas antes, a mediados de marzo, para que los cuidadores de patios, que ahora están en plenos preparativos, puedan acudir de un modo más generalizado. Y es que el intercambio floral no solo sirve como forma de aprendizaje y experiencia social sino que puede salvar especies en vías de extinción. "En este momento, estamos buscando dos plantas que se han perdido y de las que no hay prácticamente ejemplares en Córdoba, la flor del misto y el pendiente de la reina fucsia, una variedad que se puede ver en los patios pero comprada de vivero porque no aguantan de un año para otro y esto obliga a renovarla cada año". Al parecer, los pendientes de la reina antiguos, del que solo tienen constancia de la existencia de una planta en el patio de Pedro Fernández, es una rara avis que el Jardín Botánico quiere recuperar. "Si alguien tiene una flor de misto o unos pendientes de la reina antiguos, que por favor venga a vernos". Dicho queda.