La Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara, la Gerencia Municipal de Urbanismo y el Imgema han acordado destinar determinadas parcelas municipales en barrios a huertos vecinales, unas instalaciones cuya ubicación y proceso de adscripción se está ultimando, todo ello en el marco del Decálogo de Huertos urbanos y Derecho a la Alimentación Saludable y Sostenible. El acuerdo es un paso clave hacia la creación de una red de huertos urbanos municipales, alcanzado tras una reciente reunión entre Salvador Fuentes, presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo; Cintia Bustos, presidenta del Imgema; Antonio Toledano, presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara, y Rafael Blázquez, miembro de Al-Zahara y coordinador de los huertos del Imgema.

El presidente de la GMU, también delegado de Hacienda, se comprometió a iniciar los procesos para adscribir al Imgema varias parcelas para poner en marcha nuevos huertos urbanos, además de garantizar una partida inicial de 30.000 euros en los presupuestos municipales que se han de aprobar esta semana.

Al respecto, la GMU y el Imgema colaborarán en los proyectos y trabajos de adecuación de las parcelas, para lo que se ha designado a un especialista de la GMU como interlocutor técnico. Una vez confirmada la viabilidad y adscritas las parcelas, la federación solicitará junto al Imgema reuniones en los Consejos de Distrito que ya reivindicaron huertos y que tienen zonas susceptibles de ubicarlos. El modelo de huertos que se pretende impulsar se inspira en el desarrollado por el Imgema en la Asomadilla desde hace diez años: huertos ecológicos comunitarios, educativos, intergeneracionales, con equidad de género y sin división de parcelas individuales.

"Una reivindicación histórica del movimiento vecinal"

“Los huertos urbanos son una reivindicación histórica del movimiento vecinal –declara Antonio Toledano–, y el objetivo es pasar de los 5.000 m² de la Asomadilla a unos 20.000 m² en la ciudad, en un par de años. Ahora sentamos las bases para alcanzar estas metas, que enmarcamos en un proyecto más amplio de transición hacia un modelo alimentario sostenible y unas redes comunitarias capaces de afrontar los retos que vivimos”, concluye Toledano, haciendo referencia al Decálogo que la Federación publicó en octubre de 2020, que defiende el derecho a la alimentación saludable y sostenible y el cumplimiento de acuerdos como los vinculados al Pacto de Milán.