- ¿Cómo han sido estos cuatro años al frente de CCOO?

- Bien, pero es cierto que hemos vivido este último año algo desconocido para todos. Eso ha convulsionado el resto. Parece que se nos ha olvidado el resto de los años y se nos ha quedado solo el último.

- ¿Cómo ve la economía cordobesa en estos momentos en comparación con la que se encontró en 2017?

- Cuando entré en el sindicato estábamos saliendo de una crisis muy profunda, que nos había provocado mucho desempleo y las empresas estaban caóticas. Estábamos en un momento de resurgir de esa crisis, que duró diez años. Empezamos con mucho ánimo, se iba viendo más movimiento, se abrían más empresas. La madera, por ejemplo, empezó a resurgir, también el frío industrial... Pero llegó la pandemia y otra vez para abajo. Además, esta pandemia ha venido con mucho daño y nos ha enseñado muchas cosas, una de ellas es el déficit de tejido industrial fuerte y la necesidad de un tejido productivo en condiciones.

- Sobre esa falta de industria y la dependencia del campo y los servicios, ¿hay solución?

- Los sindicatos hemos tenido un mantra siempre: «El tejido productivo hay que cambiarlo». En Andalucía, y en particular en Córdoba, vivíamos de la agricultura y el turismo y eso no era sostenible si llegaba el día en que cayeran. Junto con el gobierno municipal y la Diputación hemos sido conscientes de que hay que modificar el tejido productivo y a raíz de eso viene el impulso que se ha hecho para la base logística del Ejército, con una unión y una demostración de fuerza, esto puede suponer una revolución para Córdoba. Supone hacer agradable que las empresas vengan y nos den lo que necesitamos, industria y tejido productivo que cambien la realidad, si no, nos morimos de pena.

- En cuanto a la brecha de género, ¿confía en que algún día desaparezca?

- Soy optimista. Las mujeres cada vez vamos rompiendo más techos de cristal. En 2018 hubo un antes y un después, ese 8M pegó realmente una patada en el suelo. Aunque la pandemia haya supuesto una involución, porque las mujeres volvemos a estar en cuidados, en la casa o en los trabajos que menos quieren los hombres, vamos a salir, vamos a seguir estando. En CCOO tenemos que decir que en Córdoba tenemos el 50% de mujeres afiliadas, en estos cuatro años la afiliación ha aumentado casi en un 80% en mujeres. El movimiento feminista y el movimiento obrero van de la mano. Estamos combatiendo la brecha de género, pero queda mucho por hacer.

- ¿Cuál cree que es la clave para que Córdoba salga de la crisis actual?

- Ahora mismo estamos en una campaña para la subida del salario mínimo interprofesional y la derogación de las reformas laboral y de las pensiones. Las subidas de los salarios son fundamentales para sacar de la miseria a los trabajadores y, por supuesto, hay que dar ayudas a quienes las necesitan. Hay muchísimas familias que no tienen nada que llevar a sus hogares, tenemos que hacer un esfuerzo. Para Córdoba va a ser una revolución el que venga la base logística, pero no es a corto plazo. Mientras tanto, tenemos que seguir comiendo. Si poco a poco nos vacunamos y trabajamos unidos, podremos salir de la pandemia, que nos ha puesto de manifiesto que la crisis económica era estructural y ahora es el momento de cambiarlo. Por ejemplo, no estamos en desacuerdo con que las empresas reciban ayudas públicas, pero hay que mantener los trabajos. El esfuerzo tiene que venir de todos y todas.

- Una de las ayudas esenciales durante la pandemia han sido los ERTE, ¿se han utilizado bien?

- Los ERTE han tenido un lado oscuro, como todo en estas situaciones. Ha estado la empresa que ha cerrado y el personal ha ido a erte y cuando se ha abierto se han recuperado a los empleados sin problemas. Pero también ha habido muchas empresas que han hecho ertes y cuando ha llegado el momento de abrir lo han hecho con una parte de los trabajadores y han hecho un ERE encubierto, despidiendo a trabajadores, pero aprovechándose de la Administración. También ha habido muchas empresas, de la hostelería, por ejemplo, que no han recuperado a los que estaban en ERTE y han seguido trabajando con ellos, pero con contratos a media jornada echando jornadas completas. Lo que sí se ha puesto de manifiesto es cómo en la hostelería las personas que estaban trabajando antes de la pandemia lo estaban haciendo a tiempo completo, pero los contratos eran por horas o a medias jornadas. En Córdoba tenemos los ERTE más bajos, no se llega a una media de 350 euros. Hay trabajadores que estaban contratados a dos horas aunque trabajasen 14 y ahora están cobrando 80 euros. Esa precariedad la teníamos antes y ahora se ha puesto de manifiesto.

- ¿Cómo avanza el plan de choque municipal?

- En general se están cumpliendo los objetivos, pero no en su totalidad. Este plan de choque no fue fácil, estamos en las antípodas con el cogobierno, tuvimos que dejarnos pelos en la gatera, aún así se llegó a un acuerdo. Ahora tenemos que ponernos al día porque no sabemos hasta dónde hemos llegado. Sabemos que no se va a cumplir en su totalidad, pero exigiremos que se cumpla todo lo que nosotros pusimos encima de la mesa.