"Me encanta bailar, necesitaba algo así para olvidarme de la tristeza". Lo dice María, una usuaria de 71 años del albergue de Cáritas que esta mañana ha participado en las jornadas socioculturales organizadas por la Fundación Prolibertas en el colegio Trinitarios, aprovechando que las instalaciones están vacías por las vacaciones escolares. "He tenido una vida muy triste, desde que mi madre o mis padres, no sé, me abandonaron en Córdoba y me tuve que criar en orfanatos", añade, "no he tenido muchos días buenos, pero el de hoy lo es, estas cosas nos hacen sentir personas".

Dueña de unos espectaculares ojos azules, María asegura que durante años, su sino fue topar con gente mala. "Tuve una pareja que me maltrataba y solo doy gracias de no haber tenido hijos con él", afirma sincera. Su discurso es muy duro, pero su mirada parece estar en paz con la gente. Hoy ha tenido un día "alegre, de convivencia, de conocer a gente nueva" y después de mucho tiempo, se ha sentido feliz y "agradecida a la vida".

Juegos de mesa en las jornadas socioculturales de Trinitarios. MANUEL MURILLO

El año de pandemia le ha pasado factura. Siempre vivió en el Norte hasta que hace seis meses, se decidió a venir a Córdoba en busca de sus raíces. La pandemia la ha dejado investigar poco, aunque parece que en el albergue de Cáritas ha encontrado el cariño que necesitaba. "Lo que me da miedo es acabar en una residencia de ancianos porque yo he trabajado en sitios así y son muy tristes", confiesa, "ya se verá".

Al lado de María, Juana se mueve al ritmo de la música. Ella también es usuaria del albergue. Hace 21 años que llegó de Rumanía y hace poco que perdió a su marido. Tiene 60 años y anda buscando trabajo de cuidadora de mayores. "He hecho cursos de geriatría con APIC y quiero trabajar", afirma convencida. La pandemia la tiene agobiada, pero hoy se ha vuelto a sentir viva al ritmo de la música. "Necesitaba estar al aire libre, ver a personas y moverme, bailar me encanta y me alegra".

Zumba y otras actividades deportivas en las jornadas socioculturales de Prolibertas. MANUEL MURILLO

El zumba no es la única actividad organizada por Prolibertas en estas jornadas, aunque es la que ha atraído a la mayoría de las mujeres presentes. Los hombres se han decantado por los deportes y los juegos de mesa. Fútbol, baloncesto, dominó, parchís... Más de 60 personas usuarias de distintos recursos de la ciudad para personas sin hogar se han dado cita esta mañana en el Colegio de los Trinitarios, entre ellos, jóvenes como Akash, paquistaní de 21 años, moreno de grandes ojos negros, que vive también en el albergue de Cáritas mientras resuelve su situación. "Me han denegado el asilo y me han quitado el permiso de trabajo", explica, pese a lo cual se las apaña para dar algunas clases de inglés. Además de inglés, habla un perfecto castellano aunque solo lleva cuatro años en España. "He venido para cargarme de energía, en estas circunstancias hay que tener mente positiva", afirma convencido.

Las jornadas empezaron el lunes y culminarán este miércoles con una visita guiada a Medina Azahara. Será una oportunidad de aprender y evadirse de una realidad que habitualmente mantiene a las personas sin hogar al margen de las actividades lúdicas que todo ser humano necesita para sentirse bien.