- Hace un año que se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

- La situación generada el año pasado a primeros de marzo nos situó a todos ante un escenario totalmente desconocido, y por tanto aplicar soluciones a una situación así es complicado desde cualquier punto de vista. No obstante, hoy sabemos que el Gobierno debería haber actuado antes y, sobre todo, que tenía que haberse dedicado menos a propaganda y más a gestión. Se nos ha mentido, especulado con cifras de fallecidos y las soluciones han llegado tarde, mal y, en muchos casos, nunca. Se dijo en verano que habíamos derrotado al virus y a final de año tuvimos una oleada terrible que, en municipios como el nuestro, ha generado situaciones muy difíciles. Los ayuntamientos hemos sido abandonados a nuestra suerte. Hemos tenido que ser muy ágiles y destinar recursos para luchar contra el virus, porque los ciudadanos a quienes reclaman es a los alcaldes y concejales. Como positivo, destacaría el trabajo y solidaridad de muchas personas, que han sacado a relucir lo mejor de nuestra sociedad.

- ¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

- Tenemos que ser responsables a nivel individual y tomar las medidas de seguridad dictadas por las autoridades sanitarias para evitar la expansión de los contagios; es urgente que avance el ritmo de vacunaciones; decretar medidas de respaldo a las empresas y autónomos de los sectores más afectados; prestar todo el apoyo público a la sanidad y atender la emergencia social que se ha generado debido a la pandemia en un amplio sector de la población.

- ¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba/de su empresa y por qué?

- Ahora mismo hay mucha incertidumbre y fijar plazos es muy aventurado. No se trata de ser pesimista u optimista, ya que los plazos van a depender de la vacunación, de que las medidas que se tomen sean acertadas y de la responsabilidad de todos. En cuanto a la recuperación de la economía cordobesa, me temo que, mientras el turismo no pueda volver a la normalidad, será complicado hablar de mejoría.

- ¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

- Que vivimos en un mundo muy frágil y en cualquier momento puede surgir un problema de estas características y perder todo lo que tenemos por seguro y cierto. La mayor lección de la pandemia es que la salud es lo primero. Vivimos pendientes de temas que se convierten en accesorios cuando falla la salud.