- Hace un año se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

- Como sociedad, sin duda, uno de los mayores logros ha sido la responsabilidad personal y el compromiso individual para evitar una explosión epidémica de mayores dimensiones. La esquizofrenia administrativa ha lastrado mucho el poder dar una respuesta ágil frente a las urgencias y necesidades de las distintas situaciones sanitarias. A efectos empresariales, ha supuesto implementar nuevos patrones de conducta en cuanto a las nuevas circunstancias. Hemos asistido a una digitalización forzada conllevando un salto en el tiempo cuantitativo muy importante. Hemos descubierto herramientas para la conciliación laboral y familiar e, igualmente, estructuras con ahorro de costes muy importantes. En general, todos hemos ido aprendiendo día a día. Es evidente que el problema se subestimó por toda la sociedad desde el principio, hablar a posteriori es ventajista; no me cabe duda de que todo el mundo ha tratado de hacerlo lo mejor que ha sabido, al menos desde el 14 de marzo.

- ¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

- Creo que ha de basarse en cuatro pilares fundamentales: primero, un apoyo público decidido por la ciencia y la modernización de las empresas. Segundo, la búsqueda de una flexibilidad laboral real construida sobre pactos contractuales adaptables y fiables. Tercero, una alta protección social para los desempleados y, por último, políticas de formación y reinserción laboral muy activa mediante estrategias integradas de aprendizaje a lo largo de la vida laboral que aseguren la adaptabilidad continúa de los trabajadores.

- ¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba y por qué?

- Indudablemente sí, no sin dificultad. El tiempo dedicado a repensar el modelo de ciudad, unido al crecimiento exponencial de los servicios, va a dar pronto muchas alegrías. No obstante, no podemos obviar que van a ser necesarios varios años para recuperar algunas situaciones preexistentes, sobre todo en sectores como el turístico, por la no afluencia de turismo extranjero.

- ¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

- A nivel empresarial, la capacidad de adaptación a nuevos escenarios, y a nivel personal, el priorizar las cosas realmente importantes como la familia, la salud o la prevalencia del conocimiento como único motor de crecimiento en todos los sentidos.