La segunda primavera marcada por la pandemia del coronavirus acaba de comenzar. Una pregunta que se hacen muchos alérgicos a pólenes cordobeses es cómo se plantea la estación más florida del año para este tipo de alérgicos. La coordinadora de la Red Española de Aerobiología (REA) y catedrática de la Universidad de Córdoba (UCO), Carmen Galán, avanza que unas 125.000 personas que en Córdoba presentan alergia a los pólenes más frecuentes en esta zona geográfica, la mayoría sensibles a la floración del olivo y gramíneas, y un pequeño porcentaje de alérgicos al plátano de sombra o ciprés, se van a enfrentar previsiblemente a una primavera cargada de polen en el ambiente.

La explicación de esta experta es que, aunque la provincia se encuentre actualmente en una situación de déficit hídrico importante, hasta febrero había llovido lo suficiente para que exista una floración significativa tanto del ciprés, cuyo periodo de finalización está terminando ahora, como del plátano de sombra. En estos momentos se están registrando picos destacados de polen del plátano de sombra, indica Galán.

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) prevé que esta primavera los alérgicos a pólenes de olivo y de gramíneas se enfrentarán a una primavera de intensidad moderada en el caso de Córdoba y Jaén, con picos de hasta 4.000 granos por metro cúbico, que es una cantidad alta, pero que se ha superado en otras primaveras. Cabe recordar en este sentido, que los alérgicos al polen de olivo ya notan síntomas con 100 granos por metro cúbico y los de gramíneas con 25 granos.

Detalles

Galán prevé que a partir de mediados de abril haya una floración ya moderada de las gramíneas en Córdoba, con concentraciones de polen más altas que en las dos primaveras precedentes. Igualmente se espera una floración en ocasiones explosiva del olivo desde finales de abril e inicios de mayo, precisa esta catedrática, por la suficiente disponibilidad de agua de la que han dispuesto estos cultivos para ir creciendo.

«La polinización es variable. Una primavera lluviosa traerá niveles de polen más bajos, pero más duraderos en el tiempo, mientras que una primavera seca (y más calurosa) vendrá acompañada de más días con niveles altos de polen, ya que partimos de que este invierno ha sido relativamente lluvioso, sobre todo enero», explica el jefe del servicio de Alergología del hospital QuirónSalud Córdoba, Ignacio García. Este experto resalta que para que la primavera sea más «tranquila» para los alérgicos al polen, tendría que hacer calor en mayo, cuando florecen los olivos, y caer alguna tormenta, para que el polen se vaya al suelo y no provoque síntomas.

La consulta de este especialista está copada en la actualidad en un 75% por pacientes con patología respiratoria causada por pólenes, cuando en otras épocas del año ese porcentaje se reduce a un 40%.

Gráfico de alergias

El uso generalizado de las mascarillas, como medida preventiva frente al covid, y también para evitar la inhalación de polen por parte de las personas con alergias, ya provocó que en la primavera del año pasado se redujeran mucho las consultas por síntomas graves alérgicos. Sin embargo, Ignacio García recuerda que «el polen también puede entrar en contacto con los pacientes a través de los ojos. Por eso, se registran muchas consultas de conjuntivitis alérgicas. Además, la mascarilla evita la inhalación en la calle y en la escuela, pero no en las casas», expone este especialista de QuirónSalud.

Ignacio García señala que «en el interior de las casas no se suele usar la mascarilla, ni tampoco en las terrazas o patios. Al ser primavera y hacer más calor los hogares se ventilan, más si cabe este año como medida preventiva frente al covid, por lo que el polen entra en contacto con los pacientes porque está flotando en el aire».

Perfil del paciente

Este facultativo detalla que la alergia es una enfermedad viva, que puede aparecer en cualquier momento de la vida, aunque lo más normal es que sea en la infancia y en la adolescencia (entre los 5 y los 20 años), aunque hay muchos adultos que debutan hasta los 50 o 55 años. Ignacio García estima que la alergia es una patología emergente y que cada vez se diagnostican más casos y más severos. Los motivos pueden ser la genética del paciente o el cultivo intensivo de la planta que causa alergia, ya que puede producir mucho polen y este ser a su vez muy alergénico.

Aunque hoy las temperaturas son más bajas, hace unos días Córdoba estaba bajo una primavera adelantada. Cuando llegan estas fechas los pacientes alérgicos suelen preguntar más. Algunos pacientes consultan telefónicamente sobre medidas y tratamientos que deben tomar, pero la mayoría pide cita presencial «porque aprecian la seguridad que hay en el hospital, donde se respeta y se obliga a cumplir todas las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias (empleo de la mascarilla, lavado frecuente de manos y distancia de seguridad), así como la entrada de un paciente solo por consulta, salvo que sea menor de edad o presente una discapacidad», añade este doctor.

Ignacio García destaca que «toda persona alérgica al polen debe intentar llevar una vida normal. Para ello, debe acudir a un especialista en Alergología para que le indique un tratamiento para paliar los síntomas primaverales o para curarlos con una vacuna. Este facultativo insiste en que la mayoría de pacientes alérgicos puede hacer una vida completamente normal si tiene un tratamiento bien pautado o recibe vacunación en el caso de que sea necesario, salvo algunas limitaciones que deben adaptarse a cada paciente según la cantidad y gravedad de los síntomas.

Dermatitis

Como ahora es muy frecuente salir al campo o hacer senderismo, el jefe de Alergología de QuirónSalud Córdoba recomienda que todo senderista, alérgico o no, debe usar protección solar para evitar las quemaduras solares. «Las mascarillas no protegen del sol, por lo que no debemos dejar esta parte de la cara sin cubrir con crema de protección solar. Cada vez están siendo más frecuentes las dermatitis en la cara en relación con el uso de mascarillas y también conjuntivitis por ojo seco, asociadas al contacto con nuestro propio aire exhalado», sostiene.