En un sencillo acto en la parroquia de La Trinidad de Córdoba, se ha hecho entrega este sábado a las religiosas Filipenses Hijas de María Dolorosa del segundo Galardón Monseñor Antonio Gómez Aguilar que convoca la Fraternidad del Santísimo Cristo de la Providencia junto a la Fundación de La Caixa. Esta distinción reconoce anualmente la acción social y de caridad hacia las personas en situación de desvalimiento o exclusión social llevadas a cabo por personas, instituciones o asociaciones en el marco de la feligresía de la Parroquia de la Trinidad.

Público asistente a la entrega del galardón Antonio Gómez Aguilar

 Al acto han asistido, entre otras autoridades, José Juan Jiménez Güeto, vicepresidente de la Obra Pía Santísima Trinidad; la portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Córdoba, Paula Badanelli; la Junta de Gobierno de la Obra Pía Stma. Trinidad; la Comisión de la Fraternidad del Santísimo Cristo de la Providencia; Maite Montero, vicepresidenta de la Asociación de voluntarios de CaixaBank de Córdoba; Julio Lucena, representante de la misma asociación; Juan Miguel del Río, representante de la Fundación La Caixa, además de numerosos miembros de las hermandades, centros educativos, residencias vinculadas a la Obra Pía, AMPAS, antiguos alumnos y fieles de la parroquia.

 Tras el saludo inicial tomó la palabra el vicepresidente de la Comisión de la Fraternidad del Cristo de la Providencia y vocal de la Junta de Gobierno de la Obra Pía Santísima Trinidad, Luis Soto Gil, para hacer una semblanza de monseñor Antonio Gómez Aguilar, sacerdote que inspira estos galardones.

 Acto seguido, Maite Montero, vicepresidenta de la Asociación de voluntarios de CaixaBank de Córdoba, destacó la labor de entrega llevada a cabo por las religiosas premiadas y por todas las mujeres en general, por quienes toda la sociedad debe luchar sin descanso.

 Tras la lectura del acta del jurado, intervino Mari Luz Córdoba Vico, superiora de la comunidad religiosa, para recoger de manos de José Juan Jiménez Güeto, de Maite Montero y Julio Lucena, este segundo galardón Monseñor Antonio Gómez Aguilar, dirigiendo unas emotivas palabras de agradecimiento a todas las instituciones intervinientes por la distinción que se les concede.

 A continuación intervino Paula Badanelli para “reconocer la labor que llevan a cabo las premiadas en defensa de la mujer por todas y cada una de las asociaciones y congregaciones vinculadas a la Iglesia”.

 Cerró el acto José Juan Jiménez Güeto, quien reconoció que “hoy es uno de esos días felices para un sacerdote por ser testigo de un reconocimiento”. Igualmente felicitó a las religiosas filipenses “por la virtud de la discreción y de la sencillez de la que hacen gala como parte activa de la comunidad parroquial”.

  Galardón monseñor Antonio Gómez Aguilar

 Esta iniciativa parte de un grupo de devotos del Santísimo Cristo de la Providencia y admiradores de la vida ejemplar y de santidad de Mons. Antonio Gómez Aguilar, quienes decidieron poner en marcha una acción para mantener viva la memoria de este santo sacerdote y con ello estimular una dinámica de caridad en la sociedad.

 Esta propuesta es acogida por la Fraternidad del Santísimo Cristo de la Providencia y juntamente con la Fundación de La Caixa, se decide reconocer la acción social y de caridad hacia las personas en situación de desvalimiento o exclusión social ya sea realizada por personas, instituciones o asociaciones principalmente en el marco de la feligresía de la Parroquia de la Trinidad.

Por ello, este galardón pretende reconocer el trabajo realizado por personas, instituciones o asociaciones que encarnan los valores que manifestó a lo largo de su vida Mons. Antonio Gómez Aguilar, que fueron reconocidos, primero, por el pueblo, y luego, por las diversas instituciones públicas y eclesiales.

 

Congregación de las Religiosas Filipenses Hijas de María Dolorosa

 Esta congregación nació a finales del XIX para atender a menores marginadas, especialmente aquellas que caían en la prostitución. Una vez estudiada esta situación, los fundadores tuvieron la intuición de establecer un programa de preservación que se llamó en ese momento “Programa para menores en riesgo de poder llegar a la prostitución”. Desde entonces han trabajado con menores, pasando por tanto a estar en colaboración con los distintos organismos gubernamentales que custodiaban estas situaciones como el Tribunal Tutelar de Menores, Patronato de la Mujer y el actual Servicio de Protección de Menores. Y es precisamente a partir de las necesidades de estas niñas cuando se fundan los colegios, teniendo a gala que son las fundadoras del primer colegio gratuito femenino de Sevilla.

 Entre las funciones que les son encomendadas como encargo institucional se encuentran la función asistencial, educativa, afectiva y terapéutica, el acogimiento de emergencia, la detección de las especiales necesidades de atención social, pedagógica, sanitaria o psicológica que puedan presentar las personas menores de edad, la facilitación de un entorno de seguridad y afecto, o la preparación de las personas menores de edad para el retorno al hogar familiar de origen.

 En los casos en que no sea posible el retorno de menores a sus hogares familiares de origen o la integración en alternativas familiares, ya sea por la edad u otras circunstancias, el centro cumple la función de preparación para la emancipación e independencia personal, lo que conlleva trabajar con adolescentes y jóvenes de cara a facilitar una adecuada inserción socio-laboral que le posibilite vivir de forma autónoma, así como la preparación integral para afrontar la construcción de un nuevo espacio convivencial al llegar a la mayoría de edad

 Hoy en día en España rigen dos colegios, uno en Sevilla y otro en Antequera, cuatro centros de menores, dos en Sevilla, uno en Córdoba y dos en Puerto Real, cuatro hogares de mujeres con hijos en exclusión social, dos en Tenerife, uno en Sevilla y otro en Málaga, y otros proyectos de personas sin hogar y trabajo con mujeres que ejercen la prostitución.

 En Córdoba, el Hogar Buen Pastor es un Centro de Protección de Menores destinado al acogimiento residencial de menores sobre quienes se asuma u ostente previamente la tutela o guarda. Les corresponde como centro de protección garantizar una atención adecuada a las necesidades que presente cada menor, promoviendo el desarrollo integral de sus diversas dimensiones como personas y orientando su conducta durante su permanencia en el centro.

 Fuera de España también cuentan con proyectos similares en Colombia, Ecuador y Kenia.