Las medidas establecidas por la Junta por la tercera ola de la pandemia del covid-19 llevaron a decretar el confinamiento perimetral de Córdoba el pasado 20 de enero, cuando la incidencia acumulada superó los 500 casos por 100.000 habitantes. Ha llegado a alcanzar los 878,6 casos el pasado 1 de febrero y en el momento de revisar su situación, este pasado jueves, la tasa era de 274,8 en la capital y ayer de 252. Desde este viernes se puede salir de Córdoba y la mayoría de municipios de la provincia también se han visto librados de estas restricciones al disminuir considerablemente su incidencia acumulada.

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Son muchos los cordobeses que vivían pendientes de esta decisión. Algunos, cordobeses de la provincia que residen en la capital y que se han visto obligados a permanecer en ella y no visitar las localidades de las que son oriundos hasta este momento.

Martín López es de Villanueva de Córdoba y reside en la capital desde que tiene 18 años. Actualmente trabaja como profesor de secundaria en el IES López-Neyra. Lleva sin salir de la ciudad desde el pasado 1 de enero, cuando pasó las fiestas de Año Nuevo en su pueblo. Una vez levantado ya el cierre perimetral, sus intenciones son ir lo más pronto posible a Fernán Núñez, donde reside su pareja, y viajar asimismo a Villanueva para encontrarse con su madre. Al volver a su pueblo, sus sentimientos son encontrados: «Tengo un deseo enorme de ver a mi madre, pero a la vez una gran responsabilidad, porque es mayor y yo trabajo en Secundaria, en contacto con muchas personas». Lo que más ha echado en falta en este mes de cierre ha sido el calor humano, el cariño y poder abrazar: «Me duele pensar que ha estado mucho tiempo sola». Para subir su ánimo durante este mes largo se ha refugiado en sus hijos, en llamadas a seres queridos, en la música y la lectura. Uno de sus planes más anhelados en Villanueva es «patear el campo, salir y dar un buen paseo por la sierra».

Los que tienen que esperar

Hasta el momento, el cierre perimetral de las provincias andaluzas se mantiene, por lo que, salvo en las excepciones contempladas en la norma, no se puede viajar fuera de los límites de Córdoba.

Marta Soriano nació en Ciudad Real y reside en Córdoba porque es donde cursa el Máster de Profesorado. Además, trabaja como becaria en el Archivo del Obispado de Córdoba. Cuando finalicen estas restricciones se dirigirá a su casa, donde espera con ilusión reencontrarse con sus padres y sus amigos. Lo que más ha echado de menos son las conversaciones en directo, pues «a través de una pantalla no se vive la misma sensación que cara a cara. A veces es grande la necesidad de hablar con tus amigos o tu familia para contarle algo». Durante este tiempo reconoce que ha redescubierto Córdoba y ha visitado lugares en los que nunca había recapacitado: «Recorrer las calles andando y sin prisas, otra forma de ver la vida».

Iván García es un pediatra de Hinojosa del Duque que fue derivado a Urgencias-Covid en el Hospital Universitario General de Cataluña, en Barcelona. Fue en Navidad la última vez que pudo aprovechar unos días de vacaciones --y la relajación de las restricciones de movilidad-- para poder pasar una semana en casa. Reconoce que en el ámbito sanitario se están viviendo muchas situaciones de estrés e incertidumbre, aunque «cuando nos replanteamos si merece la pena el esfuerzo que realizamos, la respuesta es siempre sí». Cuando pueda regresar a Córdoba, lo que más añora es volver a su pueblo para desconectar, siempre con precaución en cuanto a visitas y salidas: «Volver a casa siempre es reconfortante. Vivir en un pueblo, rodeado de naturaleza y tranquilidad, lleno de buenos recuerdos, sentir a tu gente cerca… Es muy duro no poder ir a tu hogar no porque estés trabajando, sino porque no está permitido», concluye.

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