Si este fin de semana recibían la primera dosis las trabajadoras de ayuda a domicilio menores de 55, de AstraZeneca, ayer empezó la vacunación de las que superan esa edad, que recibieron «por fin» la primera inyección de Pfizer. Había ganas. Llevaban semanas esperando impacientes el momento, ya que la Consejería de Salud anunció en sucesivas ocasiones que las consideraba parte de los grupos prioritarios y que se las inmunizaría de forma inminente. Y aunque el retraso en la llegada de vacunas y la organización de los listados había demorado su turno, ayer acudieron a la cita puntuales, dispuestas a reducir el riesgo de contagio al mínimo posible.

Conchi Varo, Toñi Espejo y Paqui Castilla esperan 15 minutos tras ser vacunadas.

Paqui Castilla, Toñi Espejo y Conchi Varo de 55, 57 y 58 años respectivamente, fueron tres de las trabajadoras de Servisar que se personaron en el centro de salud Castilla del Pino para vacunarse. «Estábamos deseando, ya era hora de que nos tocara, hemos estado expuestas muchos meses», coincidieron, tras recordar que durante el primer confinamiento severo tuvieron que acudir a las casas de sus usuarios sin protección, ya que no había casi mascarillas disponibles. «Hemos pasado mucho miedo», comentaban sinceras en los 15 minutos de espera que se les solicitan tras la inyección por si sufren algún efecto. Desde el mes de marzo, las cosas han cambiado, ahora tienen equipos de protección aunque desde marzo solo se les ha sometido a un test de antígenos pese a que trabajan con personas de riesgo y entran y salen a diario de varias casas además de la suya propia.

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Las trabajadoras de ayuda a domicilio no se han librado de los contagios y aunque no tienen cifras aseguran que ha habido casos tanto entre ellas como entre las personas a las que cuidan. «Hemos tenido compañeras enfermas y otras que han tenido que estar en cuarentena por ser contacto estrecho con algún positivo», comentaron, «desde hace algún tiempo, llevamos con nosotras un kit de emergencia y cuando hay síntomas de sospecha de que un usuario está enfermo por covid tenemos que trabajar con ese epi, que incluye una bata especial y una mascarilla FFP2, ya que normalmente llevamos las quirúrgicas».

Una vez de vuelta a casa, todas siguen el mismo protocolo. «Nos quitamos toda la ropa para echarla a lavar con lejía y directas a la ducha», señalan, «hay que ser muy rigurosas para evitar al máximo el riesgo porque estamos con personas muy vulnerables y además, todas tenemos familia también».

Según Reyes Buena, trabajadora del servicio mayor de 55 años y delegada sindical de UGT, «aunque ahora disponemos de material de protección, no es fácil protegerte siempre porque hay personas que no quieren usarlas y acudes a casas donde hay hijos y familiares que en ocasiones también se niegan a ponérsela».

En caso de confirmarse el contagio de un usuario, el servicio queda suspendido diez días. «A mí me toca, por ejemplo, volver esta semana con una persona que dio positivo», señala, «ha estado en cuarentena los diez o catorce días pero el problema es que se les da el alta cuando pasa ese plazo, pero no se les hace un test, como ocurre en las residencias, para descartar que siguen contagiando, así que nosotras entramos en los domicilios arriesgándonos, ya que no siempre es posible mantener la distancia de seguridad si se trata de asear y atender a una persona dependiente». Según Buena, «han sido meses muy duros en los que hemos vivido situaciones complicadas y por eso estábamos todas deseando de que nos llamaran para la vacuna».

Tras el pinchazo, todas volvieron a sus puestos de trabajo para atender a los usuarios. «Es complicado sustituirnos, así que algunas hemos tenido que empezar más temprano para dar el servicio», comentó Paqui Castilla. Además, se han producido algunas bajas desde el lunes por el efecto producido por la vacuna de AstraZeneca a las menores de 55 años. «Algunas compañeras se levantaron con fiebre, malestar y los síntomas típicos de la gripe», comentaron, «así que hubo que reorganizar turnos para cubrir a los usuarios». La vacunación continuará hoy no solo para las trabajadoras de la capital sino para empleadas del servicio en el área Guadalquivir de la provincia. A partir de ahí, esperar a marzo para la segunda dosis.