Antonio Vázquez Romero (Córdoba, 1951) acaba de cerrar una etapa tras más de una década presidiendo IAG, el grupo que resultó de la fusión entre Iberia y British Airways y que opera a través de ambas compañías, pero también de Aer Lingus, Vueling y Level. "Ha sido una experiencia apasionante y un gran aprendizaje permanente", afirma quien ha dirigido uno de los mayores holdings de aerolíneas del mundo, con vuelos a 280 destinos y casi 600 aeronaves; un grupo que movía unos 118 millones de pasajeros al año hasta que la pandemia lo situó, como a todas las empresas, ante un nuevo escenario.

- El impacto de esta crisis originada por el covid-19 en el sector del transporte aéreo y turismo es tremendo ¿Cómo lo describiría?

- El sector aéreo está acostumbrado a sufrir crisis periódicamente. La volatilidad en el precio del combustible, los atentados terroristas, las alertas climatológicas y la enorme correlación del tráfico de pasajeros con el ciclo económico hacen que las líneas aéreas vivan en un estado de permanente tensión. Sin embargo, el nivel de casi paralización del tráfico y el tiempo que va a tardar en recuperarse son atributos únicos de la pandemia que estamos viviendo. En números, los agregados para todo el mundo en 2020 son impactantes. IATA estima las pérdidas para las aerolíneas en 100 mil millones de euros y la OMT estima que las pérdidas en las empresas turísticas han rebasado el billón de euros. En imágenes, el espectáculo de aeropuertos vacíos, aviones en tierra, hostelería cerrada y calles desiertas es simplemente dantesco.

- ¿Dónde está la esperanza para la reactivación del sector? ¿La vacuna? ¿Qué más se debería hacer?

- Sin duda, la vacunación es lo que devolverá la normalidad, por eso es prioritario acelerarla y asegurarse de que llega a todo el mundo. Pero el turismo, y en general toda la actividad económica que depende de la movilidad, no puede esperar a que el mundo entero esté vacunado. Se pueden empezar a hacer más cosas, como expandir los test diagnósticos, rápidos y especialmente asequibles, abrir fronteras con corredores seguros y usar la digitalización para disponer de mecanismos de información y seguimiento que nos permitan salir de la terrible espiral de destrucción de riqueza que estamos viviendo. En todo caso, la respuesta será tanto más efectiva cuanto más coordinación y consenso exista entre las naciones.

- ¿A su juicio, qué hemos de hacer para que los turistas vuelvan antes o para que nos elijan a nosotros?

- Siempre se ha hablado, con todo tipo de cifras, de la importancia del turismo para nuestro país, pero sólo ahora hemos visto con toda crudeza lo que significa perderlo. El turismo es vital para la economía, el empleo y el progreso. Este parón deberíamos aprovecharlo para prepararnos para salir con fuerza e impulso. Tenemos una buena oportunidad para innovar, modernizar tanto las experiencias como la promoción, diversificar, afianzar las fortalezas y corregir debilidades y, en definitiva, invertir con cabeza en una actividad que seguirá siendo fundamental. Los expertos de la OMT opinan que la actividad turística se reanudará inicialmente con un incremento de la demanda de actividades de naturaleza y aire libre, con un creciente interés por el turismo interno y las experiencias de «viajes lentos». Todo esto lo ofrece nuestro país y muy especialmente Andalucía.

- Como cualquier otra ciudad, Córdoba ha perdido a la mayoría de sus visitantes en 2020. En concreto, el 72% de los turistas y, como sabe, el turismo es uno de los motores de nuestra economía. ¿Qué recomendación daría a la ciudad?

- Córdoba ofrece una combinación de historia, entorno, arquitectura, paisaje, arte, cultura y gastronomía que le permite estar en la primera división de los destinos turísticos mundiales. Sin embargo, las condiciones actuales obligan en cierto modo a redefinir esa oferta para dar respuesta a una demanda que, en principio, tenderá a ser más cautelosa y más selectiva. Debería posicionarse como destino seguro basándose en datos y hechos reales y comunicarlo con dinamismo a través de los canales que lleguen al turista que se quiere atraer y trabajar intensamente en la promoción, utilizando al máximo la tecnología, para despejar las dudas y afianzar las certezas.

- Hace 11 años usted fue el impulsor y fundador de IAG, el grupo resultante de la fusión de Iberia y British Airways, al que luego se han sumado otras aerolíneas creando uno de los grupos más importante de Europa. ¿Cómo vivió aquel proceso y su evolución?

- El nacimiento de IAG tuvo lugar en el contexto de una gran crisis que arranca en el atentado contra las Torres Gemelas en 2001 y culmina con la quiebra de Leman Brothers en 2008. La inestabilidad en Oriente Medio y la desestabilización del sistema financiero habían disparado los futuros del petróleo a niveles nunca vistos amenazando en consecuencia la viabilidad del transporte aéreo. Con España al borde de la intervención, el Consejo de Iberia me pidió en el verano de 2009 que tomara las riendas de una empresa con unas pérdidas anuales cercanas a los 400 millones de euros. Sin tiempo que perder, fijamos los dos ejes fundamentales de actuación, reestructuración de Iberia y fusión entre iguales con British Airways (también en un profundo proceso de reestructuración) que marcaron la hoja de ruta de los siguientes años. A mediados de 2010, se creó IAG y en enero de 2011 empezó a cotizar en Madrid y en Londres. A partir de la creación de IAG, las aerolíneas del grupo siguieron fieles a su hoja de ruta, reestructurando y transformando Iberia y British Airways y desarrollando un modelo operativo que permitió adquirir British Midland, Vueling y Aer Lingus, y crecer a base de hacer eficientes y en consecuencia más grandes a las empresas integradas.

-¿Y qué balance hace, ahora que acaba de dejar la presidencia?

- Lo que en principio fue la unión de dos empresas con serias dificultades estructurales se ha convertido, 10 años después, en un referente de la aviación mundial por la calidad del trabajo de sus directivos, por el rigor y la dedicación de su Consejo de Administración y, sobre todo, por el trabajo extraordinario y excelente de sus más de sesenta mil empleados. Tras haber llegado en 2019 a duplicar el número de pasajeros y haber más que triplicado la capitalización de nuestra salida a Bolsa, remunerando a nuestros accionistas con más de 4.000 millones de euros, el año 2020 nos ha puesto nuevamente a prueba con una pandemia que ha supuesto el mayor golpe vivido por la aviación comercial en toda su historia. Repatriar pasajeros, transportar material sanitario y operar en situaciones de extrema incertidumbre han sido los hitos de un año en el que hemos trabajado más que nunca para servir, como hemos hecho siempre, a la sociedad. Estamos satisfechos de haber logrado salir adelante con la cobertura de liquidez necesaria para hacer frente a un proceso de recuperación de la economía, que no va a ser inmediato. Me siento particularmente orgulloso de la ejemplar transformación de Iberia que ha pasado de ser una línea aérea estancada e inviable a una empresa moderna, amable y dinámica centrada en sus clientes y reconocida en el mundo entero.

-¿Qué aporta IAG a los países en los que está, y más concretamente a España?

-Tres de las cinco aerolíneas del grupo están en España. Iberia (con Iberia Express), Vueling y Level. Las líneas aéreas de nuestro grupo tienen una profunda identidad con los países donde desarrollan su actividad. No se puede ser más irlandés que Aer Lingus, más inglés que British Airways ni más español que Iberia. En España, las operaciones de Iberia, Vueling y Level generan más de 20.000 empleos directos, muchos de muy alta cualificación. El número de empleos indirectos o inducidos suman decenas de miles. Nuestras compañías han desarrollado un hub de primer orden en Madrid y un nivel de conectividad envidiable en Barcelona. Son cruciales para el turismo, el comercio, la industria y punto de encuentro en las relaciones entre personas. En cuanto al turismo, aportan la diversificación de orígenes y tipología de turistas que nuestro país necesita, especialmente una amplia red de largo radio que llega a todo el mundo, bien directamente a través de Iberia o bien en colaboración con los socios de oneworld. Además, Iberia cuenta con una división industrial, de mantenimiento de aviones, motores y componentes que da servicio a empresas de todo el mundo incorporando tecnologías punta en todos sus procesos. La contribución de Iberia fue fundamental para traer material sanitario desde China cuando aquí no había. Ahora estamos transportando vacunas.-

- El aeropuerto de Córdoba podría reactivarse tras la designación de la ciudad como Base Logística del Ejército de Tierra, pero por el momento no se esperan vuelos comerciales. ¿Cree factible que en algún momento puedan operar desde aquí vuelos comerciales o deberíamos buscar otro modelo de explotación del aeródromo?

-La base logística del Ejército de Tierra va a ser una gran oportunidad para Córdoba que supondrá un estímulo importante a la movilidad. El tráfico de personas, mercancías, maquinaria y bienes de equipo implicará sin duda una mayor utilización del aeropuerto en el ámbito de la logística militar que incluso podría favorecer el uso alternativo de las instalaciones actuales para terminal de carga o vuelos privados. En lo que se refiere a vuelos comerciales, es importante tener en cuenta que un aeropuerto es sólo un medio porque el fin real es optimizar la conectividad. En este sentido, Córdoba tiene la fortuna de estar situada a menos de dos horas en tren del principal hub de nuestro país y de tener una excelente infraestructura ferroviaria de alta velocidad. En el momento en que el AVE llegue hasta la T4 de Barajas, de forma que el cliente facture su maleta en la estación del AVE de Córdoba y la recoja en Buenos Aires, Estocolmo o Nueva York y viceversa, Córdoba quedará conectada con el mundo tan bien o mejor que cualquier lugar de la comunidad de Madrid y, seguramente, de manera mucho más eficiente que tratando de desarrollar su propio centro de conexiones con una gran inversión, de difícil recuperación, en adaptar el aeropuerto y crear las rutas.

- Desde su experiencia, deje algún consejo a los jóvenes de esta provincia de cara a su futuro laboral.

- La carrera profesional es sólo una parte del camino que los jóvenes tienen que recorrer para desarrollarse como personas porque la vida no consiste sólo en trabajar. Un buen equilibrio entre lo profesional, lo familiar y lo social, donde la cultura y el espíritu tengan su lugar, contribuirá sin duda a perfilar un ser humano integral y equilibrado. La autorrealización no es más que el equilibrio razonable entre lo que "soy" y lo que "hago", entre el ser y el existir. En lo profesional, siempre he recomendado a los jóvenes que tengan claro que la vida es camino y que las personas se sienten realizadas cuando son conscientes de que van avanzando. No hay que poner límite a los objetivos y expectativas por los que uno está realmente dispuesto a trabajar y a luchar. La cultura del esfuerzo, acompañada de los valores que afianzan la convivencia, es el mejor antídoto contra el pasotismo y la desesperanza. La vida está llena de oportunidades, pero hay que ponerse en camino para verlas y perseguirlas. Los mayores tenemos aquí la gran responsabilidad de, cuando menos, no estorbar las ilusiones de nuestros jóvenes. Si la «voz de la experiencia» se traduce en crear limitaciones y complejos es mejor no hacerle caso.

Recomendaría a los jóvenes que, más que a personas de éxito, busquen como referencia a personas equilibradas y felices para seguir sus pasos. También les recomendaría que no se dejen llevar por la corriente y no vivan sólo en la superficie. Tener opinión propia fundada sobre las cosas es un tesoro cada vez más escaso. Finalmente, les recomendaría que sean conscientes de sus raíces y sepan valorarlas y proyectarlas. He paseado con orgullo mi origen cordobés por el mundo y siempre he percibido que la percepción que Córdoba despierta es de simpatía, admiración y respeto. En un mundo cada vez más global es un auténtico privilegio pertenecer a una ciudad que puede y debe estar tan orgullosa de su pasado como ilusionada con su futuro.