Hoy me cuesta ponerme delante de un ordenador y escribir estas líneas, pero la persona a quien van dirigidas se lo merece, pese a que ya no esté entre nosotros. Nos ha dejado Juan Revilla con únicamente 57 años y en tan solo unos días por ese virus que no entiende de barreras y que maltrata a quien se le ponga por delante.

Juan nació en Sevilla, estudió ingeniería agrónoma, rural y gestión medioambiental en la UCO, se casó en esta ciudad con una abogada cordobesa de las que inmortalizó Romero de Torres, tuvo una preciosa hija y se hizo cordobés de adopción. Durante varios años fue director del departamento de operaciones de Sadeco, donde se incorporó en 1993, y en la actualidad era director del Complejo Medioambiental de Córdoba, así como vicepresidente de la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente (ANEPMA), habiendo liderado múltiples proyectos nacionales e internacionales de investigación, algunos en colaboración con la UCO, lo cual le brindó un fuerte reconocimiento fuera de nuestras fronteras.

De hecho, no se comprende el posicionamiento de la ciudad a nivel nacional en materia de recogida y tratamiento de residuos sólidos urbanos sin la figura de Juan y su buen hacer en Sadeco, donde ha dejado un vacío difícil de llenar y un recuerdo imborrable, reconocido tanto por toda la plantilla, equipo directivo y cargos políticos que han tenido relación con él.

De conversación pausada, lo recuerdo siempre escuchando para terciar en la conversación con ese tono de voz no muy alto, pero con reflexiones siempre certeras. Sin duda, era portador de esa bondad desinteresada y espontánea que caracteriza a las personas excelentes. En definitiva y utilizando la locución machadiana, un hombre, en el sentido de la palabra bueno.

Siempre nos quedará su recuerdo, aunque personas como él no se van, pues siguen entre nosotros. Nosotros, sus amigos y los compañeros de Sadeco, lo llevaremos en el corazón, su esposa y su hija en su alma para siempre.