Con referentes familiares como María La Talegona o Manuel Aranda El Talegón era fácil adivinar por dónde discurriría la vida de Rafael Aranda Taleguilla, siempre unida al arte y al cante, en este caso, en el carnaval. El sábado regresó al Gran Teatro en un formato carnavalero inusual, aunque original, debido a la pandemia.

-¿Lo visto y escuchado en el Gran Teatro, el sábado, también es carnaval?

-Sí, sí. Claro que lo es. Muchas veces, cuando los aficionados te escriben por las redes, que es el medio por el que te comunicas, te hacen la típica pregunta de qué pienso de que no haya carnaval. Los corrijo, lo que no va a haber son concursos, el COAC, porque el carnaval es más que todo eso. Cualquier manifestación que se haga en ese sentido. Por decirlo de alguna manera, la masa madre del carnaval es la de los concursos, pero para mi sí lo que lo es.

-El carnaval es una fiesta eminentemente social. ¿Cómo ha sido posible en pandemia?

-Hay distintos prismas, visiones, porque por un lado está el carnaval de afición que yo le llamo, y luego, el profesional, que es en el que llevo unos años viviendo y disfrutando. Cada uno se ha reinventado a su manera. Se necesita por un lado y otro el disfraz, el contacto con la gente, cantar, pero cuando es imposible o no es recomendable hay que reinventarse. Hay que mirar más como se ha hecho en otros gremios, a las tecnologías. Las videollamadas nos han unido, las redes sociales, en las que tuve innumerables peticiones de vídeos, de felicitaciones a aficionados, que hemos grabado desde casa casi a diario, se han hecho movimientos como entrevistas, acercamientos a la afición con charlas, y eso nos ha mantenido unidos. Y en una época en la que se habían hecho inversiones, agrupaciones que se acababan de estrenar en el Falla y el 14 de marzo nos dio tiempo apenas a hacer una semana con la agrupación, cuando lo normal es que se junte un año con otro. Pero ha sido imposible. Creo que el deseo de todos es que la situación económica, sanitaria y emocional se solucione y nos veamos todos con ese motivo. Que todo esto acabe.

-¿Se resiente la creatividad en época de pandemia?

-Ahí tengo una opinión dispar con otros compañeros con los que he charlado. Creo que con el parón, muchas veces por la vorágine de actuaciones, el ritmo es algo que el aficionado no puede imaginarse ni ponerse en la piel del otro. Cierto que el descanso se agradece. Nosotros, al año, podíamos descansar fácilmente dos o tres fines de semana, los demás los teníamos ocupados. Mucha tela, por lo que se agradece tiempo con la familia, con mi hija en mi caso. Para la creatividad creo que va a ser bueno, porque el hecho de no poder presentar una agrupación al concurso al uso, encorsetado, le ha dado a las mentes pensantes, a los creativos, a los autores esa libertad de poder desarrollar cosas que antes la falta de tiempo no te permitía, por estar encorsetado a fechas, a compromisos a los que ajustarse. Esa libertad, ese descanso, serán buenos, porque refrescará todo. Se nos juntan concursos y tienes que hacer lo que toca y en temas de arte y creación es poco recomendable. Creo que en creatividad va a ser muy positivo.

-El carnaval tiene como núcleo la crítica social. Con todo lo ocurrido este año imagino que será un filón para los autores.

-Sí. Puede ser un filón. Pero los 40 o 50 temas que hay en un año se reducen a uno, principal, que es este. Y en carnaval, actualmente, se suele pensar cuando se está componiendo en lo que componen los demás. Por diferenciarse del resto y la exclusividad. Creo que se tocará un poco de puntillas o será un tema que se intentará dar una vista diferente a la de los compañeros por no caer en lo recurrente, para que el público no escuche lo mismo. El carnaval, además de un modo de protesta, también es un modo de diversión. Debe servir a la gente para evadirse. Debemos intentar, además de exponer la crítica social sobre la pandemia, intentar que la gente se olvide de eso por un momento.

-El carnaval también realiza esa crítica a problemas sociales con una fuerte carga de ironía y de humor. ¿También cabe esa mirada con una pandemia?

-Sí, sí. En el carnaval cabe todo. La ventaja y el encanto del carnaval es que cabe todo. Es libertad y no hay ningún tema tabú. Pienso que con calidad y sin perder el buen gusto todos los temas se pueden tocar, ironizar, bromear. Cualquiera, siempre que se haga con arte, por decirlo así.

-¿Se ha imaginado el carnaval del 2022, en el que teóricamente no habrá problemas sanitarios?

-Éste se me ha hecho muy extraño. Incluso las fechas en las que teníamos que actuar debíamos tener una comparsa hecha. Es tiempo de carnaval y eso nos ha situado en el tiempo. Pero para el año que viene tendremos un cambio. El 2022 será un cambio para nosotros. Tengo muchísimas ganas de volver a la normalidad.