«Cuando entré en Sadeco la primera vez me dije que me había tocado la lotería». La que habla es Carmen Leiva, cordobesa de 44 años y una de las 32 personas que desde el 11 de enero forman parte de la plantilla de Sadeco. La empresa municipal incorpora estos efectivos después de concluir el proceso selectivo que llevó a presentar solicitudes a 6.000 personas --aunque finalmente se presentaron solo el 48% a los exámenes-- y que tuvo que ser retrasado por la pandemia sanitaria. Además, a partir de los 32 aprobados y en orden de puntuación de los exámenes, se ha constituido una bolsa de empleo de 500 peones de limpieza que en breve empezarán a ser llamados para contratos temporales. El objetivo es que la bolsa mueva un volumen importante de contrataciones, «la idea siempre es mantener una plantilla media ideal que está en torno a 760 trabajadores», informa Ángel Alba, director de servicios operativos de la empresa de limpieza.

De los 32 fichajes que pasan ya a la empresa de manera permanente, 7 personas no tenían ninguna vinculación con la empresa anterior al examen. Es el caso de María Dolores Castillo, que se presentaba por segunda vez, aunque la primera fue solo «para probar suerte». Con 52 años temía que los jóvenes le «dieran una pasada», pero su nota se ha impuesto a la del resto de candidatos incluso sin contar con los méritos de haber trabajado anteriormente en la empresa municipal.

El resto de las personas incorporadas ya habían trabajado en Sadeco alguna vez y la mayoría de ellas ha preferido quedarse en el servicio en el que estaba trabajando. Alfonso Espejo, exjugador del Córdoba, casado y con dos hijos, es uno de ellos. Lleva en la empresa desde hace 11 años, haciendo exámenes tres y en el servicio de recogida nocturna otros tantos. «Me ha dado mucha alegría conseguir la plaza, porque ha sido duro el camino, pero al final me ha llegado el momento», dice. A sus 48 años, compara su esfuerzo con «una maratón de la que nunca ves la meta, porque cada año se ponía más difícil ya que hay mucha gente y cada vez más dificultades en la calle», reconoce. «Pero si insistes y persistes al final llega la recompensa».

El éxito de las convocatorias de los exámenes en Sadeco se refleja en las estadísticas. Solo en las dos últimas convocatorias se han presentado miles de personas: en abril del 2019, 1.546 personas para una de las 19 plazas de peón ofertadas, y en julio del 2020, fueron 3.000 los que aspiraron a las 32 plazas que ahora ya tienen nombre y apellido. Los números dan cuenta no sólo de la necesidad de una ciudad agobiada por las tasas de paro, que en diciembre superaron el 25%, si no también con la calidad del empleo ofertado por Sadeco. Algo de lo que sus responsables siempre se han sentido orgullosos. No es que aquí no haya problemas, «pero se respeta al trabajador». Vicente Luis, de 51 años, era oficial de primera de albañilería hasta que la construcción se hundió con la crisis del ladrillo. Para él no hay parangón: «Esta es muy buena empresa, aquí no se quedan nada tuyo», resume en leguaje coloquial. Ahora, después de 14 años en Sadeco, siente «una alegría inmensa» porque su plaza ya es suya para siempre.

De los 32 trabajadores que han entrado fijos, 14 han ido a colegios, 11 a producción y 7 a limpieza viaria. «Es importante decir que hemos rebajado en cierta medida la edad media de los trabajadores de la empresa, que está en 54 años, mientras que los que han entrado tienen una media de 46 años», comenta el director de servicios operativos.

En la empresa de limpieza hay trabajando en la actualidad 769 personas: de las que el 41% son mujeres frente a un 59% de hombres, unos porcentajes que se equilibran cada vez más. Todos hacen de todo. «A mí lo que me gusta es la manga, el baldeo en la calle. Cuando lo digo la gente me dice que estoy loca», comenta Carmen Leiva, que pese a probar otros servicios se quede con la noche. «Tú no sabes la alegría que da en una Semana Santa o una Feria cuando la basura te llega hasta aquí --y se señala hasta las rodillas-, vas limpiando y miras atrás y lo ves todo limpio».

Por primera vez, el año pasado el examen incluyó pruebas físicas en sustitución del caso práctico, que consistieron en el lanzamiento de un balón medicinal de 3 kilos en una distancia de 5 metros y recorrer 1 kilómetro en un tiempo máximo de 12 minutos. El temario contemplaba la memoria de Sadeco del año anterior, la ordenanza municipal de higiene, el convenio colectivo de la empresa y normas de seguridad e higiene.

Las 32 incorporaciones corresponden a la tasa de reposición del año 2018 y la empresa ya está preparando la próxima convocatoria de exámenes, que aunará las tasas del 2019 y 2020. La previsión es que puedan sacarse unas 40 plazas este año. Ya están en marcha las mesas de contratación para la organización del próximo concurso-oposición y la recogida, cada vez más numerosa, de solicitudes.