Cuando se piensa en el impacto de la pandemia son habituales los suspiros y lamentos. Se sufre por la crisis traída por el covid-19covid-19 y muchos miran con incertidumbre al futuro, pero quizás no son conscientes de que las consecuencias de esta han sido la gota que ha colmado el vaso de muchas personas que se encontraban en riesgo de exclusión social. Personas que ya estaban en el desolador futuro que muchos imaginan y temen.

La pobreza severa sigue aumentando en España desde antes de la aparición del virus. En Córdoba, con datos de noviembre, un total de 324 personas vivían en la calle, en casas de acogida o en infraviviendas, de acuerdo con un estudio realizado por la Red Co-Habita, conformada por varias entidades sociales y el Ayuntamiento de Córdoba. 272 hombres y 52 mujeres sin hogar se encuentran en situación de exclusión social y gran precariedad en Córdoba. El perfil de la persona sin hogar es predominantemente masculino y español, de entre 45 y 65 años.

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El número de familias atendidas por Cáritas en la provincia se ha duplicado este año, alcanzando la cifra de 40.000 personas. Según la entidad, ya en junio, tres de cada diez hogares cordobeses no tenían ningún ingreso. Estos hogares perjudicados por la pandemia se unen al resto de familias y personas que ya se encontraban en esta situación. Para ellas se hace fundamental la existencia de puntos de donación de ropa (o venta muy económica), comedores sociales y duchas como los que ofrecen la Fundación Prolibertas, Cáritas y la oenegé Madre Coraje, entre otras.

La Fundación Prolibertas, localizada en el Centro Social Casa Libertad Fundación Prolibertas, ofrece los tres servicios y se puede llevar todo tipo de ropa, para vestir y del hogar, de lunes a viernes de 9.30 a 13.00 horas y de 15.00 a 18.00 horas. La ropa recogida se clasifica y se destina al servicio de ropero de la entidad, al de duchas o a la tienda, cuyos beneficios se destinan al mantenimiento de estos servicios.

En el servicio de duchas, disponible tres días a la semana, están recibiendo una media de entre 30 y 40 personas al día, según afirma Eduardo García, delegado de la entidad en Córdoba. Cada persona que acude recibe una muda limpia, procedente de la ropa donada, y ropa interior nueva. Eduardo destaca la necesidad de ropa de varón, ropa de abrigo y mantas debido a las bajas temperaturas.

Además, cuentan con el servicio de ropero al que pueden dirigirse las familias de forma independiente o derivadas por los servicios sociales u otras entidades. A estas familias se les prepara un pedido de ropa, zapatos y ropa del hogar en función del número de miembros, edades y tallas de los integrantes de la familia. También se lleva a cabo el servicio llamado de canastilla para madres embarazadas en situación de precariedad, en la que se incluye ropa para el recién nacido.

El pasado 2020, la fundación ha procurado 19 kits de canastilla, y ha donado ropa a 3.689 personas y 75 familias. García afirma que la labor de ropero se ha reducido en comparación con el 2019, cuando 4.857 personas y 121 familias recibieron ropa, debido al periodo de casi tres meses de confinamiento en el que permaneció cerrado «salvo excepciones urgentes».

La fundación Madre Coraje es otra de la opciones para donar la ropa que no necesitemos. En este caso, la que ellos recepcionan no se dona, sino que se vende en la tienda de la organización a precios muy económicos. Los beneficios obtenidos se destinan a los proyectos humanitarios de la entidad, localizados actualmente en Perú y Mozambique. Una treintena de contenedores de la fundación en los que se puede depositar la ropa donada se encuentran repartidos por diferentes puntos de Córdoba y provincia.

Asimismo, Cáritas también dispone de un servicio de recogida de ropa que posteriormente entrega a las personas que la requieran. Los puntos de recogida de Cáritas a los que se puede llevar la ropa en la ciudad de Córdoba son el edificio de la Asociación de Cáritas Diocesana (situado frente a la Cámara de Comercio), la Casa de Acogida Madre del Redentor (situada en Campo Madre de Dios), el Centro de Inserción Social Solemcor (en el polígono Tecnocórdoba), y en diferentes contenedores situados en los ecoparques (existen cuatro diferentes: uno en la zona Centro, un segundo en la zona de Levante, un tercero en la parte del Guadalquivir y otro situado en el Granadal).

La pandemia también ha hecho florecer lo mejor de todos y han crecido las ganas de ayudar. Se ha experimentado un aumento del voluntariado, que ha alcanzado el récord histórico de altas en un solo año en la ciudad de Córdoba con un total de 944 personas incorporadas hasta el pasado 4 de diciembre, según Cruz Roja. Colaborar con estas entidades supone un gran beneficio para la ciudad y todos los cordobeses que viven en situación de precariedad. Y es que no supone un gran esfuerzo pero sí tiene un gran impacto, tanto a nivel social como medioambiental al darle un nuevo uso a la ropa que ya no se utiliza.