Algunas personas se afanan en atraer la suerte y en ese convencimiento de que uno es capaz de lograrlo, créanme, todo vale. El mundo de las supersticiones, las manías o las costumbres es infinito. Existen tantos universos como seres dispuestos a seguir sus corazonadas, cada uno con sus planetas y sus estrellas, con sus espacios propios y con esferas que comparten con otros.

Ahora que llega el sorteo de la Lotería de NavidadLoteríade Navidad, más allá de los rituales personales que uno pueda tener, y que son propios e íntimos, existen una serie de tópicos típicos que se han convertido en el lugar común en el que se encuentran quienes confían en que actuando de tal o cual manera, o haciendo ‘A’ en vez de ‘B’, la fortuna, esta vez, va a estar de su lado, más allá de lo que diga la ciencia de la probabilidad.

[Aquí podrá comprobar si le ha tocado su número]

¿Quién no conoce la máxima de que pasar un décimo por el vientre de una embarazada o por la espalda de alguien con joroba es sinónimo de buena suerte en los juegos de azar? Pues eso. Hay otros clásicos, como los del gato negro, pero incluso entre las creencias más arraigadas existen discrepancias, no se crean, porque aunque para algunos un gato negro puede ser señal de mala suerte, para otros el lomo de ese mismo felino es una apuesta segura para atraer la fortuna. ¿A quién le da razón? Pues eso.

Por supuesto las fechas de cumpleaños propias o ajenas, las de la boda, las del día en que se conoció una pareja o en el que volvió a nacer después de aquella terrible intervención quirúrgica, en fin, todas esas son también fuente de inspiración, ¿o no? Pues eso.

[Aquí podrá comprobar los números de la Pedrea]

Luego hay certidumbres más elaboradas, como las de los amantes de la cábala, ese «cálculo supersticioso para adivinar algo», según el diccionario de la Real Academia Española, en su segunda acepción, que conste. La cábala habla del ‘número de destino personal’ que se obtiene sumando cada dígito de su fecha de nacimiento. Por ejemplo, si usted nació el 15 de abril de 1984, la cuenta es sencilla: 1+5+4+1+9+8+4. El resultado es 32. Ya casi está su ‘número de destino’, solo le falta sumar esos dos dígitos y listo. 3+2 =5. Ya lo tiene, no lo olvide por lo que pueda pasar. Ahora ya puede comprar sus décimos, ¿a que sí? Pues eso. Eso sí, lo que nunca falla, lógicamente, es entrar a la administración de lotería con el pie derecho, si llega por la derecha, o con el izquierdo si lo hace por otro lado. O combinar ambas posibilidades. ¿Y eso quien lo decide? Pues eso.