Los cierres perimetrales que se están produciendo como medida de prevención para impedir la expansión del coronavirus han dejado a Córdoba sin apenas visitantes en el puente de Todos los Santos. La restricción a la movilidad impuesta en la comunidad andaluza al completo; en Sevilla, Granada y Jaén; y en la parte sur de la provincia de Córdoba; más las limitaciones que existen en el resto del territorio y en cada vez más países, han influido para que este sea un puente atípico, como no se había visto nunca antes y todo, a pesar del buen tiempo reinante y de las temperaturas más propias de la primavera que del otoño.

El casco histórico se encuentra este domingo prácticamente desierto. Deportistas por la Ribera a primera hora, cordobeses dando paseos por las calles de la Judería y por el entorno de la Puerta del Puente y el Puente Romano, visitantes de los puntos de la comunidad autónoma que aún permanecen abiertos y algún que otro turista de fuera que se ha arriesgado a viajar a pesar de que la movilidad entre países está cada vez más complicada, eran las únicas escenas que se repetían durante la mañana.

Este puente nada tiene que ver con el anterior, el del 12 de octubre, donde la ocupación hotelera rozó el 90%. En este los peores presagios se han cumplido y el nivel de ocupación no ha superado el 10%, según los datos facilitados por la Asociación de Empresarios del Hospedaje (Aehcor). Su tesorero, Manuel Fragero, asegura que "no hay nada de turismo, nadie viene" y esto hace que muchos de sus compañeros se planteen ya el cierre. No ha habido ni reservas de última hora a pesar de los bajos precios que se han estado ofertando. "Hay campañas en los hoteles para que duerman en ellos personas de Córdoba, pero es complicado", asegura.

[Sigue aquí en directo las últimas noticias sobre el coronavirus en Córdoba]

Sergio Bueno, del hotel Los Patios, explica que "no se ha vendido en este puente ni siquiera poniendo el precio en oferta como en temporada baja", cuando lo normal hubiera sido "un 90% de ocupación media y tarifa especial". Bueno indica que se han producido muchas cancelaciones para este puente y para la semana entrante. Además, tampoco se producen las reservas habituales de madrileños que aprovechan el puente de la Almudena de Madrid, que es el próximo, para visitar Córdoba. Este empresario ya se está planteando cerrar. "Estoy intentando no cerrar de nuevo pero creo que no voy a poder seguir", lamenta.

A mediodía la actividad se anima algo más, sobre todo, en la hostelería, pero nada que ver con un puente normal. Signo evidente del poco trasiego de turistas es el de que ni hay colas para entrar en el Alcázar ni hay apenas visitantes en el Patio de los Naranjos, que se muestra casi desértico.

Visitantes, de Andalucía

Esperando entrar en el Alcázar está José Manuel Domínguez con un amigo y dos amigas más. Los cuatro vienen desde Estepona (Málaga) y se alojan en unos apartamentos del centro. "Veníamos con miedo", asegura, "pero nos hemos encontrado con más gente de la que esperábamos, sobre todo anoche". A pesar de ese miedo, su idea era "escapar de la rutina".

En el Patio de los Naranjos, una familia del Campo de Gibraltar (Cádiz) recibe explicaciones de un guía. Aunque confiesan que "hasta última hora no sabíamos si venir o no", al final se han alegrado de haberlo hecho, porque es la primera vez que llegan a la ciudad, que les ha sorprendido por "su belleza", "su limpieza" y su gastronomía, según indica Francisco Grimaldi, que junto a Mari Paz Cabaña y Laura Grimaldi, se aloja en El Patio del Orfebre.

El guía que les relata la historia de la Mezquita-Catedral, Rafael Soldevilla, de la empresa Woow, destaca que, aunque "es un lujo" poder ver el principal monumento de la ciudad con tan poca afluencia de turistas, también "es una lástima como está todo" y "un sufrimiento" que "llevamos como podemos".

Entre los pocos turistas extranjeros que se encuentran junto a la Mezquita-Catedral están Patrick Dupinay y Fabienne Laforye, una pareja de franceses que están de vacaciones en España, de la que querían conocer Andalucía y desplazarse después hacia Portugal con su autocaravana. En caso de no poder entrar en el país vecino, se quedarán en Córdoba unos días más. El día 11 de noviembre deben estar en Francia.

Los otros sectores damnificados

El sector del taxi es uno de los damnificados por la crisis que ha provocado la pandemia. Jesús Manuel Cañete espera junto a la Mezquita a que algún cliente precise sus servicios. Aunque lleva en la calle desde las 7.00 de la mañana, en cinco horas de trabajo solo ha hecho tres carreras y logrado 16 euros, cuando en un día festivo normal hubiera realizado en ese mismo tiempo más de 15 trayectos. "Todo está muy mal, no hay turistas", lamenta, "y se lleva arrastrando desde hace tiempo, pero, ahora, con impedir la movilidad entre provincias, es peor". "En un puente normal todos los hoteles y nosotros estaríamos a tope", asevera.

Igual de mal le va a Manolo Fajardo, conductor de un coche de caballos, que asegura que lleva una semana en la que "ni olemos" el trabajo. En ese tiempo no ha dado "ni un paseo", ya que no hay turistas de fuera. "Ni puente ni nada, nos morimos de hambre", lamenta.

El sector del comercio es otra de las víctimas de esta pandemia. En la Judería, y según datos de Comercio Córdoba, las ventas han caído un 90%. Víctor Pedraza, de la tienda Majorica, asegura que este fin de semana está siendo "el peor", solo hay "cordobeses paseando y nada más, había más vida la semana pasada". Compañeros suyos destacan que está "todo fatal", "no hay nadie" por la Judería y que incluso se plantean cerrar porque "sale más caro abrir la tienda que quedarme en casa".

"Las tiendas de la zona turística de la ciudad están absolutamente paradas, no hay actividad ninguna", explica el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, que asegura que hay vendedores que "están pasando situaciones personales muy duras y sin horizonte de ver que todo vuelve a la normalidad". En este sentido, la federación reclama ayudas específicas para esta zona al Ayuntamiento "porque no van a tener para continuar con la actividad". Estos comerciantes, añade, "han perdido todo el año, desde marzo, cuando empezaba la campaña de venta, que no ha vuelto ni va a volver" en mucho tiempo.

Seguir con apenas clientes o cerrar es la disyuntiva en la que están muchos negocios. En el bar Santos, algo más animado a mediodía pero sin la afluencia que tiene normalmente, Jesús Maldonado afirma que la actividad es "cero" y que "para esto prefiero cerrar". Lo que sí tiene claro es que con este panorama volverá a plantear el ERTE a sus empleados. La estampa que ofrece este domingo la Judería es peor incluso que la de "un día de diario", y "con el corte de todo está peor", afirma.