La crisis sanitaria provocada por el covid-19 también estará muy presente en la nueva temporada cinegética, que se iniciará este domingo para la caza menor y el sábado 17 para la mayor. Los cerca de 39.000 cazadores que tienen licencia en Córdoba conocen ya, después de que se publicara en el BOJA la orden de 19 de junio de 2020, que cualquier actividad que implique a más de un cazador deberá disponer de un plan de actuación realizado por el organizador de la cacería en el que se detallen las medidas de prevención e higiene a seguir (ver página 3). Esta anómala temporada, marcada por el coronavirus, también se verá influida por las bajas poblaciones en especies de caza menor, la situación de estrés hídrico inicial en el campo por la falta de lluvias o los efectos de la maltrecha economía como consecuencia de la caída de actividad por el covid.

Ante esta situación, la delegada de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Araceli Cabello, pide a los cazadores que extremen las medidas de prevención establecidas por la autoridad sanitaria y recogidas en los planes de actuación. «Ellos, junto con la delegación territorial, son los máximos interesados en que todo se desarrolle con serenidad y sin incidencias. No existe el riego cero, pero estoy segura de que harán todo lo posible para que esta nueva temporada tenga el éxito esperado, dentro del contexto tan extraordinario que vivimos», añade. Cabello muestra su preocupación por la caída de los precios de la carne de caza mayor y la posible anulación de actividades cinegéticas, como las monterías, «debido a la asistencia de cazadores de otras comunidades autónomas que puedan ver limitado su movimiento por un agravamiento de la crisis causada por la pandemia».

Con respecto a las previsiones de las distintas especies, el delegado de la Federación Andaluza de Caza (FAC) en Córdoba, Francisco Javier Cano, asegura que las previsiones de ejemplares en la caza menor «no son muy buenas». «Seguiremos con problemas como en la temporada pasada. Hay perdiz en la sierra, pero poca en la Campiña; el conejo está muy localizado en algunos lugares de la Campiña, mientras que la población es muy reducida en gran parte de la provincia. En el caso de las migratorias, hay una gran incertidumbre con lo que sucederá con el zorzal», explica Cano. Mejores son las estimaciones para la caza mayor, según el representante de la FAC en Córdoba, que considera que «se mantiene la mejoría». No obstante, como señala, habrá que esperar en estas primeras semanas a ver cómo se desarrolla por la falta de precipitaciones. Con respecto al covid, recuerda que la Federación de Caza ha solicitado que se considere la actividad cinegética un servicio esencial y se pueda prácticar con las medidas de seguridad previstas en el caso de confinamientos de municipios. En este sentido, el delegado de la FAC en Córdoba hace un llamamiento a adoptar todas las medidas preventivas para evitar que se produzca el contagio por covid.

Tomás Jurado, técnico de Asaja Córdoba, también advierte del efecto del covid-19 y la crisis de precios de la carne, «que ha sufrido una caída drástica desde marzo». Así, el valor de la carne ha caído desde los tres euros de la pasada temporada a solo 1,2-1,4 euros por kilo en la actualidad. «Es un problema. Las monterías pequeñas o medianas se verán muy afectadas por esto y muchas de ellas van a dejar de celebrarse», explica Jurado.

Respecto a la situación de las distintas especies, coincide con la FAC al advertir de las dificultades en las que se encuentra la caza menor, tanto en las migratorias como en la perdiz, el conejo o la liebre. En la caza mayor, junto a los efectos del covid-19 y su incidencia en la organización de cacerías, Jurado destaca que se mantiene la gran población de jabalíes y las medidas extraordinarias en todos los municipios de la provincia al declararse la emergencia cinegética. «La Administración da todas las facilidades para cazar el jabalí. Las monterías acaban el 14 de febrero, pero si se quiere cazar los jabalíes podrá hacerse un mes más porque existe una gran preocupación porque el jabalí es un vector de enfermedades como la peste porcina o la tuberculosis, además del riesgo que entraña para la circulación vial», indica.