Enero se extinguía y la Junta de Andalucía constituyó un comité de expertos para hacer seguimiento a la epidemia del coronavirus, con epicentro en Wuhan (China). A pesar de que ya se empezaban a tomar medidas en hospitales y centros de salud, aún eran días en los que ni la ciudadanía ni muchos expertos se imaginaban que apenas un mes después, para el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) iba a declarar la pandemia del SARS-CoV-2 (covid-19).

[Sigue aquí en directo las últimas noticias sobre el coronavirus en Córdoba]

En febrero aún se podía abrazar o besar sin temer un posible contagio. Sin embargo, seis meses después, el nuevo coronavirus, que causa la enfermedad del covid-19, ha infectado ya a unos 29 millones de personas en todo el mundo y ha ocasionado casi un millón de muertes (cerca de 30.000 en España). Otra pandemia, la de la gripe española, provocó entre 30 y 50 millones de decesos en las tres oleadas que tuvo entre 1918 y 1919.

El primer caso de covid-19, comunicado oficialmente por la Junta en Córdoba, se conoció el 10 de marzo, en un joven italiano, aunque en revisiones posteriores la Consejería de Salud sitúa el primer contagio en Córdoba el 27 de febrero. En Andalucía, el primer diagnóstico oficial se produjo el 26 de febrero, aunque igualmente documentos posteriores de la Junta registrasen sendos contagios en Huelva y Sevilla el 3 de febrero. En los primeros casos que se diagnosticaban se tenía sobre todo en cuenta su posible nexo con China o Italia. Sin embargo, pronto el virus traspasaba todas las fronteras.

ESTADO DE ALARMA

Para restringir la propagación del virus, el Gobierno de España aprobó el estado de alarma, que se prolongó desde el 16 de marzo al 21 de junio, con restricciones a la circulación y suspensión de la actividad educativa presencial, entre otras muchas medidas, que confinó a la ciudadanía en sus casas, potenció el teletrabajo y vació las calles del bullicio propio de esta tierra, para limpiar a fondo cada rincón. Una misión asignada a militares (que también velaban con otras fuerzas de seguridad por el cumplimiento de las normas), a agricultores, ganaderos o profesionales como los de Sadeco en la capital. Mientras, en los supermercados se limitaban los horarios y el ocio se reinventaba en balcones y azoteas.

En los centros sanitarios se restringió igualmente el acceso de pacientes no graves y se implantaron las consultas telefónicas, que aún se mantienen. En los hospitales y centros de salud cordobeses, solo los aplausos que en las primeras semanas de la pandemia agradecían la entrega de sus plantillas y la de otros trabajadores considerados esenciales interrumpían por unos minutos las duras jornadas de trabajo de sus profesionales. Porque la cifra de enfermos crecía en aquellas semanas de finales de marzo y de primeros de abril, cuando el material preventivo escaseaba y se tuvo que recurrir a la solidaridad para disponer de pantallas, mascarillas, equipos de protección individual (EPI), entre otros elementos.

MASCARILLAS

Los EPI y mascarillas llegaban con cuentagotas a los centros sanitarios y farmacias porque la demanda superó a la oferta y su precio se disparó, hasta que se repusieron las existencias y el Gobierno regularizó su precio, ya que con el tiempo su uso se hizo obligatorio.

En la primera fase de la pandemia se contagiaron en Córdoba 522 profesionales sanitarios y sociosanitarios y en lo que va de segunda oleada van 47.También han sufrido los efectos del covid otros profesionales de riesgo (cuerpos y fuerzas de seguridad o farmacéuticos, entre otros). El 25 de marzo hubo que lamentar la muerte, a los 63 años, del médico de familia Manuel Barragán debido al coronavirus. Y el 20 de mayo fallecía, tras haber superado inicialmente la enfermedad del covid, la enfermera gestora de casos Nanda Casado, a los 62 años.

PRESIÓN ASISTENCIAL

Ejemplo de la presión asistencial que se ha soportado en la primera ola de la pandemia es que el Reina Sofía tuvo hospitalizados a cerca de 300 pacientes, de ellos 42 en UCI (aunque estaba preparado para atender a un volumen muy superior de enfermos). Se habilitaron nueve unidades covid (plantas especializadas para acoger a afectados por la enfermedad del coronavirus) entre marzo y abril, mientras que en el hospital Infanta Margarita de Cabra requirieron ingreso unas 200 personas.

En todos los hospitales públicos y privados de Córdoba hubo pacientes ingresados, trabajando todos a una, y ahora se mantiene la misma consigna. Mientras que los centros de salud y efectivos de urgencias de atención primaria, junto al 061, también se volcaron, y son los que están notando un mayor incremento de la presión asistencial en esta segunda ola de la pandemia, debido al alto número de seguimiento que hay que hacer de pacientes leves o asintomáticos y de sus contactos. Esta circunstancia está causando una mayor demora para lograr cita con el médico de familia o pediatra y quejas entre la ciudadanía y los propios profesionales, que se están sintiendo desbordados.

En las primeras semanas de pandemia, el virus causó estragos en algunas residencias. Para mediados de abril ya se contabilizaban 38 fallecidos vinculados a residencias de mayores, sumando defunciones en la capital y pueblos como Rute, Belalcázar, Montilla, Villanueva del Rey y Torrecampo, entre otras. Desde junio, la cifra de fallecidos entre residentes de centros de toda la provincia no ha variado y sigue siendo 68. Pero sí han aumentado en las últimas semanas los usuarios y profesionales que están dando positivo en las residencias de mayores o centros de personas con discapacidad u otras necesidades de Córdoba. Actualmente hay dos brotes en la provincia, en las residencias de Luque y de Santa Eufemia, con 26 y 30 afectados, respectivamente. Sin embargo, entre junio y julio el 100% de las residencias de Córdoba estuvieron libres de covid.

MÁS PCR

Tampoco se hacían en aquellos inicios de la pandemia tantas pruebas diagnósticas, sobre todo PCR, como en la actualidad, porque no había disponibilidad. El Reina Sofía estima que en la primera ola analizaba unas 400 muestras diarias en su Servicio de Microbiología y en la actualidad procesa más de mil, por lo que la actividad se ha multiplicado por 2,5.

SEGUNDA OLA

La primera ola provocada por la pandemia del covid-19 dejó en Córdoba hasta el 30 de junio 1.756 casos positivos; 116 defunciones; 562 ingresos (de los que 76 en UCI) y 1.629 pacientes curados. Luego vino un pequeño oasis, con muchos días sin contagios en Córdoba. Hasta que a mediados de julio empezó de nuevo a subir la incidencia, con una cifra creciente de brotes. En esta segunda ola, que se adelantó de otoño a agosto, se han registrado desde el 1 de julio y hasta este viernes 2.415 positivos; 143 ingresos (15 en UCI); 8 fallecidos y 297 personas curadas (una cifra muy baja de curados frente a la primera fase, fundamentalmente por la falta de epidemiólogos para dar las altas). Por sexos, ligeramente en toda la pandemia ha habido más mujeres afectadas que hombres (un 53% frente a un 47%). Y los niños diagnosticados de covid de menos de 14 años fueron solo siete hasta junio, pero en lo que va de verano han sido más de 180, aunque apenas representan un 4% del total de contagios. El mayor de los brotes de covid en Córdoba, con 133 casos en julio, lo vinculó la Junta a una discoteca, y otros focos con menos afectados se han venido declarando por toda la provincia en las últimas semanas, consecuencia de que ya no hay restricciones a la movilidad y se celebran más encuentros.

PUEBLOS SIN COVID

Si en la primera fase de la pandemia hubo 15 localidades de la provincia libres de coronavirus, en la actualidad solo quedan seis (Zuheros, Fuente Carreteros, El Guijo, Villaviciosa, La Guijarrosa y Dos Torres). En la segunda ola ha habido pueblos en los que la incidencia se disparó en días, como pasó en Montalbán, que de 3 casos que registró hasta junio, ha alcanzado después 186; La Rambla, que tenía 8 y subió hasta 159, o Lucena, que de 89 ya va por 345. La explicación a esta subida, según la Delegación de Salud, no se debe a que en Córdoba exista transmisión comunitaria (descontrolada) del coronavirus, sino que pueden ocurrir estas situaciones en determinados momentos en cierta población susceptible (ni inmunizada, ni recuperada). Además, la Junta insiste en que en Córdoba los casos están controlados y localizados, así como sus contactos. Otra cosa es que tanto los positivos, como los contactos cumplan el preceptivo aislamiento de 14 días que, aunque es objeto de rastreo por parte de profesionales sanitarios, no siempre se cumple.

SECUELAS

El Reina Sofía tiene en seguimiento a unos 300 pacientes que han afrontado el coronavirus. Los servicios de Medicina Interna y Neumología han elaborado un protocolo conjunto, que incluye el seguimiento de pacientes que estuvieron ingresados y otros que no requirieron hospitalización, pero a los que hay que valorar por las secuelas de la pandemia o las que puedan surgir después. Secuelas de tipo cardiológico, pulmonares y de muy variado signo. Fundamental está siendo igualmente la labor de otras muchas especialidades, entre ellas la de rehabilitación y fisioterapia, por las consecuencias que causa el coronavirus en la movilidad de personas que estuvieron mucho tiempo ingresadas. El paciente que más ha permanecido en la UCI en Córdoba fue un médico, que pasó 155 días en la del Reina Sofía y que sigue recuperándose en planta.

AFECTADOS MÁS JÓVENES

La portavoz del grupo de seguimiento del coronavirus en Andalucía y jefa de Medicina Preventiva y Salud Pública del Reina Sofía, Inmaculada Salcedo, resalta otra diferencia entre la primera ola y la segunda. Al afectar ahora el covid-19 a una población de menor edad y en muchos casos de forma leve o asintomática, solo un 6% de los actuales positivos está requiriendo ingreso, frente a un tercio del total de contagiados que fue hospitalizado entre marzo y abril. En la primera oleada el 26% de las personas contagiadas era menor de 44 años y el 74% era mayor de 45 años y ahora el 58% está entre los 0 y los 44 años y el 42% tiene más 45 años. Sin embargo, la hospitalización está creciendo en las últimas semanas y queda por ver cómo incidirá en la población general el coronavirus, cuando en otoño e invierno se una a otras patologías como la gripe o la neumonía. Sin olvidar que se está recuperando la normalidad en centros educativos y en muchos trabajos.

MÁS SUPERVIVENCIA

Por su parte, el hecho de contar con un mayor número de tratamientos, gracias al incremento tan significativo de ensayos clínicos, está permitiendo que, a pesar del actual repunte de positivos, la supervivencia sea mayor en lo que va de segunda ola. Para mejorar aún más esos resultados, en el Imibic, con participación del hospital Reina Sofía y de otros centros, se están llevando a cabo varios estudios multicéntricos. La enfermedad del covid-19, que no tiene cura aún, está obligando a usar mascarillas, higiene de manos y distancia de seguridad para prevenirla y evitar su expansión. Y ha dejado en los últimos seis meses múltiples historias de supervivencia y de solidaridad, aunque también mucho dolor, por las muertes, por los empleos perdidos o por tantas residencias sin visitas. Pero también está demostrando que la vida sigue y que la investigación no parará hasta lograr la necesaria vacuna.

=