El precio del alquiler de inmuebles estudiantiles en Córdoba es inmune al coronavirus. Los meses de verano suelen protagonizar los preparativos de cara al próximo septiembre: matrícula universitaria y búsqueda de alojamiento. Pero como en todos los escenarios, la crisis sanitaria que el mundo enfrenta ha erosionado el sector inmobiliario.

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La capital cordobesa, que acoge a multitud de estudiantes, no asiste a un incremento en el precio del alquiler. Pero la situación actual de la pandemia genera incertidumbre que se refleja en la negociación entre arrendatario y arrendadores, falta de decisión a la hora de contratar una vivienda ante la escasez de garantías en el desenvolvimiento del próximo curso escolar. En palabras del presidente de la Asociación Inmobiliaria Cordobesa, Asaicor, José Antonio Blanco, «los estudiantes están tardando en buscar sus alojamientos. ¿Por qué? Porque hasta hace poco no se sabía cuándo empezaba el curso. Muchos han frenado la búsqueda que suelen comenzar en mayo o junio. Los organismos oficiales han dicho que a partir del 15 de septiembre se reanudan las clases salvo que haya una segunda ola de contagios. Esto ha causado un daño colateral porque «la demanda ha tardado en reaccionar», añade Blanco.

El fundador y CEO de Ocasión Casa, Fernando Serrano, también señala que están «notando ese estancamiento en la demanda, desde que hemos abierto apenas han venido estudiantes preguntando por pisos de alquiler, porque no tienen claro qué pasará».

De cara al próximo curso y ante la posible previsión de un confinamiento o estado de alarma, se requiere una regulación del contrato de alquiler para que las dos partes no se perjudiquen ante el atípico curso académico que se avecina. Es un hecho que se está aplicando en la nueva contratación la popular cláusula anti covid-19 para amparar a los actores implicados, propietario y estudiante. Es recomendable, según Blanco, «que en los nuevos contratos de vivienda no habitual quede reflejada una cláusula covid-19 donde las partes acuerden qué hacer en caso de confinamiento o estado de alarma y estén protegidas».

Las solicitudes más demandadas en las distintas páginas inmobiliarias son hogares de tres dormitorios mínimo, con una renta mensual que oscila entre 150 y 200 euros por persona. Por el momento, Blanco estipula que la única garantía es que «los estudiantes van a seguir, salvo que los modelos de educación cambien. Ahora mismo, la oferta y demanda están bastante igualadas para estudiantes y arrendadores que necesiten trabajar con contratos de alquiler por temporada o de vivienda no habitual».

Sin embargo, las prioridades de los jóvenes están cambiando. El fundador de la inmobiliaria cordobesa Blue, Pedro Peláez, asegura que ahora «el balcón es algo más solicitado, el tener algo de exterior, pero seguimos con los presupuestos recortados». La situación de estos estudiantes con las familias será de menor liquidez. «Si hay crisis económica hay crisis para todos, y además la presencialidad de las clases no va a ser como antes. El internet planetario -Internet en cualquier punto del planeta- ya está diseñado hace tiempo y entiendo que saldrá a la calle en breve. Podremos hacer nuestro trabajo o estudiar desde lo más alto del Everest», comenta Peláez. Pero Córdoba, al ser una ciudad de tamaño medio, no sufrirá este parón económico en la misma medida que otros rincones españoles. Según él, «las grandes capitales como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia van a sufrir la bajada más que nosotros. Va a haber más crisis de covid-19, más riesgo y la gente huye de las macrourbes», opina.

La historia de la estudiante Inmaculada Castillo refleja la realidad de más de un universitario. Oriunda de la Rambla, y tras dos años viviendo en la capital para cursar su grado de estudios ingleses en la UCO, ha decidido volver a casa. La chica admite que es complicado encontrar «un piso que sea decente, con condiciones básicas y, en muchos casos, como el mío, tengo que costeármelo sola». Cuenta que este año «me quedaré en el pueblo por el coronavirus, han dicho las semanas que hay que asistir a clase, pero no hay certeza de qué pasará si hay rebrotes o confinamiento. El mes de diciembre voy tres días a clase, y pagar alquiler, wifi y luz no sale rentable». Pero el gremio inmobiliario se muestra realista. «Entiendo la situación actual para ambas partes, simplemente como profesional inmobiliario nos toca seguir trabajando, continuar dando nuestra mejor versión día a día a nuestros clientes», declara el presidente de Asaicor.