La antigua Normal, ese enorme edificio del Sector Sur que durante años albergó la Escuela de Magisterio, nacida en base a la filosofía pedagógica francesa del siglo XIX que buscaba establecer las «normas» de la enseñanza, ha vuelto esta semana a recuperar el protagonismo después de un lustro, bueno, de más de una década de incógnitas. Puede que muchos aún no lo sepan, pero el objetivo del Gobierno local es convertir la planta séptima de este edificio en el punto de partida del nuevo Polo Digital cordobés, ese proyecto anunciado en campaña por el alcalde que iba a tener su sede en la Zona Militar. Como primer paso en esa carrera tecnológica, el Ayuntamiento ha decidido poner en marcha en La Normal un Digital Innovation Hub, un proyecto que encaja «como anillo al dedo», según la concejala de Transformación Digital, Lourdes Morales, con la filosofía de uso del Urban Sur y que pretende, ni más ni menos, que fabricar un entorno de captación de talento digital, algo así como un Sillicon Valley local, que integre «formación, emprendimiento y transferencia del conocimiento».

La nueva Normal, pendiente aún de rebautizar (o no) reabre sus puertas coincidiendo con la nueva normalidad nacida de la pandemia del coronavirus y lo hace con la intención de ser, unos años más tarde de lo debido, el motor de cambio del Distrito Sur que fue su razón de ser. Hace falta remontarse al año 2008, con Andrés Ocaña y Rafael Blanco en el gobierno municipal, para situar el origen del que fuera proyecto estrella del Plan Urban Sur, ese que, financiado al 80% por la UE y al 20% por el Ayuntamiento, debía catapultar al Sector Sur a una nueva realidad, esta sí, próspera y floreciente. Se divisaba a lo lejos el proyecto de la capitalidad cultural europea del 2016 y sobre la mesa se dibujaba una nueva configuración del barrio que lo convertiría en eje turístico y estratégico de la ciudad y que pivotaría sobre otros elementos como el Palacio del Sur, el C3A (conocido entonces como C4), el Museo de Bellas Artes o el Museo del Agua. Con todas esas bolas en el aire, Córdoba inició la andadura del Urban Sur con un pie ya en la crisis económica, que acabaría dando al traste con bolas como la del Palacio del Sur y desde el 2011, sin el acicate que suponía la capitalidad cultural.

Juan Andrés de Gracia, actual presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano y asesor en el pasado del gobierno que ideó el proyecto, cree que «el retraso de la Normal impide hacer una valoración de lo que el Plan Urban Sur debería haber supuesto para el Distrito Sur y para la ciudad», ya que en su momento, solo se ejecutaron las actuaciones urbanísticas y algunas medidas de índole social y cultural que no han servido para sacar el barrio de entre los más pobres de España. La mirada de Juan Andrés de Gracia está ahora puesta en el futuro. «El entorno en que se ideó ha desaparecido parcialmente», lo que exige en su opinión «adaptar los objetivos a la nueva realidad» en un momento en el que el Sector Sur «necesita más que nunca un revulsivo cultural y económico».

En ese contexto, nace el Digital Innovation Hub, el proyecto ideado por la Delegación de Transformación Digital del Ayuntamiento para dar contenido a la parte tecnológica del edificio. Según la concejala responsable, Lourdes Morales, «el emprendimiento que va a tener su sede en este espacio será cien por cien digital». La séptima planta de la nueva Normal será un punto en el que confluirán emprendedores digitales arropados por «un entorno de monitorización, formación, capacitación y exposición» que permitirá, asegura, a los estudiantes que salgan de la Universidad de Córdoba dar forma a sus proyectos tecnológicos, ponerlos a prueba, exponerlos e incluso venderlos sin salir de la ciudad. La intención de Morales es establecer para ello un convenio con la Universidad de Córdoba para potenciar el talento digital porque «no solo es dar un espacio sino dar formación, monitorización, apoyo visual, concursos...»

Quien no entienda el concepto, tiene el ejemplo más cercano en el Polo Digital de Málaga. «Ellos están centrados en videojuegos», aclara la concejala, «nosotros queremos potenciar la realidad aumentada, la inteligencia artificial, la robótica» o, en términos solo aptos para entendidos, las «tecnologías exponenciales híbridas». En ese entorno, se conjugarán cursos formativos con visitas de colegios o institutos a la parte expositiva y showrooms y presentaciones públicas sobre temas digitales.

Mientras tanto, los primeros que se han instalado en el edificio son los trabajadores de los servicios de Informática y Administración Electrónica del Ayuntamiento, que en los meses de confinamiento han trabajado en conseguir que el Ayuntamiento dé por fin el salto definitivo de lo analógico a lo digital, tanto a nivel interno como de cara a la ciudadanía, un proceso intenso que culminará la semana próxima con la aprobación de la correspondiente ordenanza, según informó la delegada del área.

Unos 40 trabajadores velan ahora desde el Distrito Sur por que los servicios digitales municipales estén operativos continuamente. El principal logro ha sido, gracias a un acuerdo con la Diputación de Málaga, crear una nueva sede electrónica que es «más ágil y permite realizar muchos más trámites online que antes no eran posibles». De momento, el edificio está lleno de cajas entre las que los empleados públicos acceden a sus puestos de trabaja, aunque sigue pendiente el traslado de los equipos del CPD, y la puesta en marcha a partir de septiembre del Digital Innovation Hub, con el objetivo de que eche a andar «antes de que acabe el año», según Morales.

El proyecto inicial definía claramente los usos del edificio que no se pueden cambiar porque los fondos están condicionados a ellos. La parte de centros TIC es la que desarrollará el área de Tranformación Digital; otra parte corresponde a Participación Ciudadana y otra parte corresponde a Cultura. Mientras en las plantas superiores, sesudos informáticos operan en sus máquinas, en la planta baja, abierta los lunes y viernes, encontrarán de momento la Oficina Cl@ve, donde el área de Administración Digital atenderá con cita previa a los ciudadanos interesados en hacerse con las contraseñas digitales que les abrirán las puertas más pesadas de la administración electrónica sin necesidad de certificados ni DNI electrónico. También a toda prisa, se trabaja ya en la colocación del mobiliario de la biblioteca, ludoteca y sala de lectura, dependientes de Participación Ciudadana, ubicadas en las plantas baja y primera, cuya apertura se espera que pueda coincidir con la vuelta al cole, en el mes de septiembre.

El edificio inteligente creado sobre la antigua Normal sigue pendiente de algunos flecos como la colocación de cortinas o toldos que amortigüen la luz que entra por enormes ventanales y camuflen de paso la visión, ahora transparente, de los usuarios de los baños del edificio. «Ya hemos conseguido lo más complicado, poner el edificio en marcha, la luz, el aire acondicionado, la red tecnológica...», explicó la concejala, «ahora toca afinar el resto».

El Ayuntamiento tiene pendiente también levantar el teléfono para concertar una cita con el Consejo de Distrito Sur, el órgano de participación de la zona, que ya ha mostrado su temor por que el plan de usos del edificio se haya modificado, algo que los responsables municipales niegan tajantemente, y por la falta de interlocución con los representantes ciudadanos. De momento, no hay fecha aunque quizás estén esperando a colocar las cortinas. Salvo este escollo, todo lo demás de momento, tiene buena pinta. Ojalá que por una vez, la esperanza de despegue cultural y económico del Distrito Sur, siempre aplazada para más ver, deje de ser una excepción y se convierta en la norma.