La parroquia de Santiago de la ciudad de Córdoba reformará su lucernario y parte de la cubierta tras haber recibido el proyecto presentado informe favorable en la Comisión Provincial de Patrimonio, que preside la delegada de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico en la provincia, Cristina Casanueva, informa Europa Press.

En el lucernario, que se encuentra ubicado junto a la torre-alminar, se van a reparar las lesiones que afectan a la estructura portante de la cubierta inclinada de teja y que han derivado en la aparición de humedades en las zonas altas de los paramentos verticales de la nave lateral norte, según concreta en una nota de prensa la Delegación de la Junta en la provincia.

El proyecto aprobado plantea sustituir las vigas de madera por vigas metálicas recubiertas por un cajeado de madera con la misma tonalidad que las existentes. La superficie de intervención es de aproximadamente 30 metros cuadrados. También se sustituye la carpintería de acero del lucernario por otra del mismo color y similar tonalidad para mantener la imagen.

La segunda intervención se centra en una zona de cubierta ubicada sobre la nave lateral norte de la iglesia, en su encuentro con el muro perimetral que cierra el ábside. En ese punto se están produciendo humedades, por lo que se procederá al saneado de las paredes y al refuerzo del encuentro entre el faldón y el muro perimetral de la nave central, mediante el levantado de las tejas de la cubierta para colocar una chapa metálica a modo de canal que favorezca la evacuación del agua de lluvia. Posteriormente se volverán a colocar las mismas tejas y se impermeabilizará toda la superficie, en total unos siete metros cuadrados.

El edificio forma parte del Conjunto Histórico de Córdoba, está declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional, Bien de Interés Cultural (BIC) y está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Se encuentra en la zona sureste del casco histórico de la ciudad, dentro del barrio de Santiago, que formaba parte de la Ajerquía, en la manzana formada por las calles Agustín Moreno y Ronquillo Briceño.

Es un edificio de planta basilical con tres ábsides poligonales en la cabecera, que se corresponden con cada una de las naves, de las que la central es la mayor, y están divididas en tres tramos.

La fábrica del templo utiliza la cantería, el ladrillo y la mampostería. Los pilares cruciformes sirven de elementos sustentantes, en los que descansan arcos apuntados que forman dos arquerías superpuestas. Mientras que la arquería inferior, actualmente recubierta con arcos de medio punto, permite el tránsito entre las naves, la superior tiene una función básicamente decorativa, al servir de reenmarque a los vanos de iluminación.

Sobre esta arquería aparece una cornisa en donde apoya la cubierta a dos aguas en la nave central, y con una sola vertiente en las laterales. Se conservan aún algunos restos de las armaduras de madera que formaban la cubrición de las naves.

Por lo que respecta al exterior de la iglesia, la Junta de Andalucía destaca la existencia de tres portadas, donde la principal, abierta a los pies, corresponde al lado del Evangelio, y la que en la actualidad da acceso a la sacristía.

La primera se caracteriza por su arco apuntado, que no sobresale del muro, en realidad, la puerta no está abocinada, como es característico de la época, y sus arquivoltas se convierten en molduras o boceles. La más externa de ellas se decora con puntas de diamante, mientras que en las impostas del arco aparecen elementos vegetales, cordones y pequeños rostros humanos. Sobre esta puerta aparece un pequeño tejaroz, que descansa sobre modillones de rollo de tipo califal. Por encima de este elemento resalta el gran rosetón con enmarque abocinado y una orla de puntas de diamante.

La Junta también resalta la torre del templo. De planta cuadrada, se encuentra casi embutida en el muro norte, y su altura es prácticamente la misma que la de la nave central. Debió de edificarse sobre el antiguo alminar musulmán. Dos espadañas colocadas sobre los lados occidental y meridional de la torre sirven de remate a la misma.

El origen del templo se remonta al repartimiento llevado a cabo por Fernando III tras la conquista de Córdoba, ya que es una de las catorce parroquias en las que fue dividida la ciudad y que se establecieron en primitivas mezquitas. Son conocidas como Iglesias Fernandinas o Iglesias de la Reconquista. Por su estilo, se caracterizan por ser templos góticos de formas sencillas y robustas, con influencias diversas, entre las que incluso se observa el mantenimiento de algunos usos mudéjares.

A partir de 1260 se inicia la construcción de la nueva iglesia cristiana sobre el espacio de la antigua mezquita. A lo largo de los siglos es objeto de diversas modificaciones hasta que un incendio, ocurrido en 1979, y el hundimiento de las naves en 1981 obligaron a su restauración definitiva