El proyecto de Riff Producciones de levantar un auditorio para 2.000 butacas en Miraflores vuelve a poner a la península del sur de Córdoba en el punto de mira del planeamiento urbanístico. La promotora musical cordobesa asegura contar con financiación de empresarios locales para levantar este ambicioso proyecto, que llevaría aparejados otros usos hoteleros y que se basa en la necesidad de que la ciudad cuente con un recinto cerrado para conciertos y eventos más grande que el Gran Teatro. Por ahora y hasta que no se iniciara el procedimiento, los empresarios no tendrán que depositar aval alguno, solo un proyecto de la iniciativa que obra desde el 1 de julio en poder de la Gerencia y firma el arquitecto Rafael Castelló.

De momento, el presidente de la GMU, Salvador Fuentes, no se ha pronunciado sobre la iniciativa, que Riff Producciones quiere explicar a los grupos municipales habida cuenta de que la modificación urbanística necesaria para acometerla tendría que contar con un amplio respaldo y de que aspiran a que sea "un proyecto de ciudad". La ubicación sugerida por la promotora es la parcela que iba a ocupar el fallido edificio de Rem Koolhaas, que es suelo destinado en el PGOU a equipamiento cultural con consideración de dominio público, por lo que el Ayuntamiento tendría limitaciones para cederlo a una empresa privada y tendría que sacarlo a concurso.

Por otro lado, colea desde el mandato anterior una revisión del planeamiento de Miraflores para cambiar la clasificación actual de algunos de esos suelos (el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, por ejemplo, está ubicado en una parcela calificada como zona verde). Precisamente, a Izquierda Unida, al frente de la GMU entre 2015-19, se le quedó en el tintero este capítulo de reordenación del espacio, si bien planteó algunas ideas como la ubicación en Miraflores, y no detrás de la Torre de la Calahorra como estaba previsto --allí querían levantar un auditorio para la Orquesta de Córdoba--, del futuro museo de Bellas Artes y de un espacio abierto, con la Mezquita al fondo, para celebrar conciertos y actuaciones al aire libre, donde ahora se quiere construir el auditorio cerrado.

La iniciativa de Riff plantea una nueva vuelta de tuerca en los planes municipales para esa zona de la ciudad, que por ahora solo alberga una isla del creación contemporánea en medio de un desierto de parcelas.