-¿Qué es lo más positivo de la situación que estamos viviendo con el coronavirus?

-Hemos descubierto que somos más vulnerables de lo que pensábamos y la capacidad que tenemos las personas para superar circunstancias traumáticas como las que estamos viviendo. Se ha roto de golpe la cotidianidad, pulverizando cualquier cálculo del mañana, haciéndonos bruscamente más dependientes unos de otros a nivel local y global y ha resurgido el verdadero sentido de la solidaridad y la empatía. La única manera de salir adelante es haciendo una piña.

-¿Qué enseñanza tenemos que extraer de lo que estamos pasando?

-Se impone una nueva realidad que hará cambiar radicalmente nuestros patrones de comportamiento social, económico, tecnológico e institucional. La colaboración se impone y la ciencia se abre camino para avanzar en fórmulas de hipercooperación y hacer frente a nuevas amenazas y desafíos sin olvidar a los principales héroes de esta guerra: todos los que trabajan en el sistema de salud.

-¿Qué cuatro acciones concretas adoptará una vez que finalice el estado de alarma?

-Primero, introducir cambios operativos impulsando el teletrabajo y la administración electrónica. Una transición de la GMU a modo on line con sistemas de colaboración y aprendizaje ubicuo. Segundo, poner en marcha sin dilación todas las inversiones previstas en el presupuesto de 2020, relanzar ordenanzas y seguir consolidando el PGOU. Tercero, agilizar los planes y proyectos pendientes, así como las operaciones de enajenación de suelo y aprovechamientos urbanísticos de la GMU. Y cuarto, reforzar la confianza y la seguridad jurídica para garantizar y atraer proyectos que tiren de la economía.

-¿Cómo deben contribuir las iniciativas pública y privada para remontar la situación?

-La cooperación se ha reactivado con la crisis y será imprescindible en la fase de recuperación. Ejemplo de ello son los protocolos de colaboración puestos en marcha con Construcor, CECO, Hostecor y colegios profesionales para el desarrollo y mejora de la actividad de la GMU.