Ignacio Fernández Gómez, cordobés de 49 años, estudió Farmacia y Óptica en Madrid, y desde el 1996 gestiona la farmacia familiar de 24 horas que su padre abriera en el 1967 en la avenida Jesús Rescatado de Córdoba. Asimismo, y entre otras labores, ha colaborado con un grupo de investigación de Granada sobre farmacia asistencial, y actualmente es vocal de Oficina de Farmacia en el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba desde hace 9 años, y miembro de la Comisión de Ser- vicios Profesionales del Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos, que plantea mejoras para las farmacias andaluzas.

-¿En qué aspectos diría que ha cambiado su trabajo actualmente?

-El día a día nos ha cambiado. Por un lado, desde el punto de vista de organización interna, hemos tenido que rehacer turnos, trabajar solo por parejas y usar equipos de protección, Además de llevar a cabo una higiene personal y una desinfección de la farmacia continua, que desinfectamos seis u ocho veces cada día. Por otro lado, el número de consultas de los clientes se ha disparado, no sólo los que acuden físicamente a la farmacia, sino también llamadas de teléfono y consultas por email. Ante esta situación, las personas tienen muchas inseguridades. Consultas sobre el coronavirus y las medidas higiénico sanitarias a tomar. Respecto a los productos más demandados, han ido variando según las semanas. En la segunda quincena de marzo lo que más se pedían eran termómetros, paracetamol y alcohol, mientras que estos últimos días la pregunta más oída es ¿tiene mascarillas?, y guantes y geles.

-¿Qué efectos cree que tendrá esta crisis en los profesionales del sector?

-El sector evolucionará como evolucione la pandemia. Si va a mejor, aumentará el negocio, y si no, la actividad continuará estancada. Mi próxima carta a los Reyes Magos sería que a fi nales de año hubiera una vacuna y test masivos con garantías para buscar a os asintomáticos positivos.

-¿Cómo cree que se valora su trabajo?

-Las personas se están volcando ahora con todo aquel que les puede ayudar, y muchos vecinos están pendientes de si nos hace falta algo y nos agradecen el trabajo. En nuestra farmacia nos han llevado cestas de frutas, dulces y dibujos de los niños, lo cual nos anima y nos da mucha alegría.