-¿Qué es lo más positivo de la situación que estamos viviendo con el coronavirus?

-En primer lugar, la entrega de quienes luchan en hospitales, centros de salud y residencias para combatir esta situación. También, la de colectivos como los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, supermercados, farmacias, distribución, industria o logística. En segundo lugar, la solidaridad, con mayúsculas. Grandes corporaciones, pequeñas empresas y ciudadanos estamos demostrando que se pueden llevar a cabo muchas iniciativas.

-¿Qué enseñanza tenemos que extraer de lo que estamos pasando?

-Que la industria es clave para una economía sana y solvente y para que una sociedad funcione correctamente. Hay que seguir apostando por sectores estratégicos que han ido perdiendo peso para trasladarse a otros países con menores costes. Esto reduciría el riesgo que representa la dependencia de terceros países y las consecuencias de la ruptura en la cadena de suministro.

-¿Qué cuatro acciones concretas adoptará una vez que finalice el estado de alarma?

-Resulta complejo. En principio lo previsible es que las primeras medidas tras el desconfinamiento sean: adecuar los recursos productivos a la nueva situación; atender las recomendaciones de las instituciones desde el punto de vista de la necesaria reactivación económica; analizar la experiencia y aprovechar las enseñanzas e impulsar las iniciativas para el bienestar y la salud de nuestros trabajadores y nuestra relación con el entorno.

-¿Cómo debe contribuir la iniciativa pública y la iniciativa privada para remontar la situación.

-Es posible que sea necesario recurrir a la creatividad. El Gobierno debe impulsar la actividad industrial y el sector de la construcción. En lo que atañe a la industria cementera es imprescindible impulsar la inversión pública en infraestructuras, vivienda pública y rehabilitación y adoptar medidas para reducir costes vinculados a la energía.