Al hablar de actividades esenciales durante el confinamiento por la expansión de la pandemia del coronavirus se piensa en las sanitarias, el transporte, las tiendas de alimentación o las farmacias, entre otras actividades. Pero, ahora que la vida de desarrolla de puertas para adentro, es ahí, en el hogar, donde se producen las situaciones que requieren la actuación rápida de un profesional. En estos momentos no es un problema baladí la rotura de un desagüe, un atasco en un inodoro o un corte generalizado de luz en el bloque. Diariamente hay un grupo de profesionales que siguen sacando de estos atolladeros domésticos a los cordobeses, no sin dificultades, que pasan por la falta de medios de protección o el problema que supone acceder a las viviendas con el riesgo que podría suponer de contagio mutuo.

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Por eso, algunos de estos autónomos se han visto obligados a parar su actividad completamente. Rafael Bravo es un electricista que ha visto prácticamente reducida a cero su faena. Primero porque pensó que no podía trabajar nada. Y ahora que su asesor le ha informado, atiende algunas urgencias, pero reconoce que son pocas, como porteros automáticos rotos que no dejan abrir la puerta principal de un bloque, que un piso se quede sin luz y cosas así, pero recuerda que no es fácil. «Y eso que yo voy con mi mascarilla y todo, pero la gente no esta dispuesta». A ello añade la dificultad de conseguir suministro, al estar todo parado. Explica que su situación le está dejando en una tesitura complicada, «podré pagar la luz y poco más».

Electrodomésticos

Por su parte, Manuel Moral, que vende electrodomésticos, indica que no comprende que esta actividad no esté incluida entre las urgencias, «se rompen frigoríficos, lavadoras, termos de agua y nos han obligado a cerrar, aunque las grandes superficies siguen vendiendo». Explica que ahora lo poco que se vende se hace por fotografías, «pero eso no es lo mismo, a la gente le gusta venir, comprobar, tocar y elegir». Aún así, indica que hay situaciones en las que el cliente no tiene más remedio que comprar, «si se rompe el frigorífico, el termo del agua o a la lavadora, pues entonces sí. Va el instalador, que eso sí está autorizado, retira el aparato viejo y deja el nuevo instalado». Y si hay alguna avería, «cuando llama el cliente, nosotros lo derivamos al servicio técnico que es el que evalúa si realmente es una urgencia». En muchos casos el cliente explica cuál es el problema y por teléfono, el técnico correspondiente indica los pasos a seguir para resolverlo. Manuel señala que su actividad se ha visto limitada a no más de un 5% de lo habitual.

A ese mismo porcentaje ha quedado reducida la actividad de los fontaneros, según explica el presidente de la asociación cordobesa del sector, José Marcos, quien indica que su actividad desde el confinamiento se ha complicado, porque supone «entrar en los domicilios y no tememos medios de protección personal». Y, a veces, apunta que hay lugares a los que se asiste en los que no se tiene la garantía de que se están tomando las medidas necesarias. En este caso, es la asociación la que se encarga de canalizar y valorar las urgencias reales de las peticiones que pueden esperar.

Las más urgentes son las reparaciones del agua caliente de sanitarios, los termos y calderas, los atranques en los inodoros o cosas similares. Mención aparte, añade, es el gas. En eso caso, los profesionales que prestan servicio a las grandes distribuidoras acuden inmediatamente. José Marcos señala que, pese a todo, «son muy pocas las urgencias que hay, la gente está concienciada y solo llama para lo que es realmente importante».

Otra de las profesiones que ya en tiempos normales suele ser de vital importancia es la de los cerrajeros. Ahora, en las circunstancias actuales no han dejado de trabajar aunque también a un ritmo mucho más bajo de lo habitual. José Antonio Diéguez es el presidente del colectivo del que dice que solo atiende a «urgencias y averías», de modo que la actividad se ha quedado en un 10% de lo que era habitual. Indica que lo que más se está haciendo son cambios de cerradura por rotura que impide abrir o cerrar, o casos de puertas principales de edificios, alguna llave que se ha roto y se ha quedado dentro de la cerradura o, aunque son los menos, alguien que ha tenido que salir y se ha dejado la llave dentro.

Acceso a viviendas

En algunos casos, indica Diéguez, también nos llaman para acceder a alguna vivienda en la que echan en falta a algún familiar o después de que hayan entrado los bomberos o las asistencias sanitarias para reponer la cerradura. Otros avisos que se han atendido se refieren a reponer cerraduras de edificios o viviendas que han sido ocupados o para abrir la puerta de la azotea, porque esa vía suele ser considerada como salida de emergencia.

Son todas ellas asistencias necesarias en los hogares, porque es en ellos donde se está desarrollando la vida en estos momentos y donde cualquier pequeño contratiempo puede acabar convirtiéndose en un desastre.