José Fimia, cordobés e informático de profesión, es uno de los voluntarios que actualmente colabora en el reparto de alimentos a las familias más necesitadas del Distrito Sur de de Córdoba. Miembro de la Hermandad de la Vera Cruz, del Campo de la Verdad, ayuda desde la Cáritas parroquial de la Iglesia de San José y Espíritu Santo (Plaza de Santa Teresa) desde hace tres años, desde donde ahora, a raíz de situación provocada por la crisis sanitaria, se atiende a más del doble de familias.

-¿Qué incidencia está teniendo esta crisis en la ayuda habitual que se venía prestando en la parroquia de San José y Espíritu Santo?

-El número de familias a las que ahora atendemos se ha duplicado, pues si antes veníamos dando alimentos a unas 40 familias del barrio, ahora son más de 80 familias, de esta y otras zonas de la capital cordobesa, con una media de 4 ó 5 miembros por familia, por lo que estamos prestando ayuda a casi medio millar de personas. Asimismo, hemos cambiado el sistema habitual de reparto, y ahora citamos a un miembro de cada familia con un intervalo de una hora para que venga a recoger alimentos a la parroquia, normalmente para unas dos semanas, para evitar aglomeraciones y contagios. También tenemos capacidad y los permisos necesarios para poder llevar a domicilio la comida a los que no se puedan desplazar, aunque de momento no se nos ha dado ningún caso.

-¿Qué incluye la actual cesta solidaria que ahora están repartiendo?

-Intentamos incluir todo tipo de alimentos. Como solemos entregarlos para cubrir las necesidades de cada familia para dos semanas, el volumen de comida que se entrega suele dar para un par de carros de la compra y varias bolsas. En ellas, y entre otros, leche, galletas, conservas, legumbres, arroz y pasta, aceite de oliva, huevos, azúcar, café y cacao soluble. Estos alimentos proceden tanto del Banco de Alimentos de Córdoba como de donaciones hechas por las distintas hermandades de la zona y por particulares, que nos permiten también dar otros productos como huevos.

-Desde su experiencia, y en relación a las familias que venían atendiendo anteriormente, ¿se percibe ahora un cambio de perfil de los que requieren ayuda?

-Quizá todavía es pronto para distinguir diferencias, pero nos consta que las familias jóvenes con niños intentan, en primer lugar, pedir ayuda a los abuelos, antes que acudir a Cáritas de la parroquia, por cierto sentimiento de vergüenza. Y seguro que muy pronto veremos, como ocurrió en la pasada crisis económica de hace una década, a familias del barrio con una situación económica cómoda hasta hace poco, que nunca pensaríamos que pasarían por aquí, como pequeños autónomos, que a raíz de la crisis lo pierden todo.