No son muchos los establecimiento de reparto de comida a domicilio que permanecen abiertos en Córdoba durante el estado de alarma por el coronavirus. La publicación del primer decreto del estado de alarma generó dudas en este sector y muchos establecimientos decidieron cerrar. «El primer decreto fue mal entendido por muchos que decidieron cerrar porque prohibía la venta en el establecimiento y, aunque luego lo rectificaron, muchos ya no abrieron», comenta Rafael Peralbo, el dueño del asado El Nido del Campo de la Verdad. Él ha decidido mantener su negocio abierto aunque las ventas han descendido, según sus estimaciones, un 85%.

Este tipo de establecimientos también ha experimentado un cambio de usuarios. «Antes nos llamaba la gente a la que no le apetecía guisar o que no tenía tiempo para hacerlo, y ahora es el tiempo el que le sobra. Ahora atendemos a muchas personas mayores que no pueden cocinar», comenta Rafael Peralbo.

Laura Luque, gerente de la empresa de catering Sercolu, comenta que ellos siguen trabajando a puerta cerrada, cogen el teléfono y llevan el pedido a los domicilios particulares. Lo que ha cesado completamente es el catering de colegios y guarderías. Laura confirma que están recibiendo «supervisiones continuas» del distrito sanitario y, además, por parte de su asesoría alimentaria de seguridad e higiene, nuevas instrucciones para la manipulación de los alimentos y sobre el trato al cliente. Los pagos, en la mayoría de los repartos de comida a domicilio, se están haciendo con tarjeta para evitar en la medida de lo posible el contacto de las manos con el pago en metálico. En franquicias como Telepizza o MacDonalds, por ejemplo, el contacto con el repartidor no es ni siquiera visual porque deja la caja del pedido y se marcha antes de que el comprador salga al recibidor de su casa. De hecho, emplean el protocolo contacto cero, que consiste en que el cliente pide y paga a través de la página web o la aplicación del servicio; el repartidor, provisto de casco y guantes, usa desinfectante de manos antes de realizar la entrega; en la puerta de la casa del cliente coloca en el suelo una caja de reparto vacía sobre la que coloca la del pedido, llama al timbre y una vez que el cliente ha recogido el pedido recoge la caja vacía y se va.

Un repartidor de asador el Nido llama y entrega un pedido a domicilio. Fotos: A.J. GONZÁLEZ

CONSEJOS / Por contra, se recomienda a los usuarios recurrir a sitios de confianza, recoger el pedido con guantes, colocar el producto en un plato y desechar el envoltorio o la caja donde viene y pagar con tarjeta. Se aconseja pedir alimentos cocinados (nada de ensaladas) y calentar la comida en el horno o microondas si ha llegado fría (se entiende que altas temperaturas no es posible la pervivencia del virus).

En establecimientos más pequeños, como el asador de El Nido, también han tomado medidas extraordinarias recomendadas desde Prevención de Riesgos Laborales. Desde el inicio de la crisis del coronavirus trabajan en la desinfección en varios ámbitos: «en el suelo, con hiploclorito y varias veces al día; en superficies y utensilios con alcohol rebajado y desinfectante para las manos». Además, los repartidores, que no se quitan el casco en los repartos, llevan desinfectante y deben emplearlo cada vez que toquen porterillos o manecillas.Pese a los malos momentos que vivimos, en el asador El Nido no se han querido olvidar de los más necesitados del barrio y se han inventado la iniciativa del pollo solidario, gracias a la cual Rafael Peralbo regala a diario el 10% de los que vende.