Unas 15.000 personas padecen en Córdoba alzhéimer, uno de los trastornos neurológicos más frecuentes entre la población. Desde que se decretara el estado de alarma hace algo más de dos semanas por la pandemia del coronavirus, cerraron en toda España los centros de mayores y las unidades de día (la mayoría con cargo a asociaciones) en las que son atendidas, entre otras personas, quienes padecen alzhéimer, lo que ha supuesto para estos usuarios la pérdida de una serie de rutinas y terapias habituales que les aportan muchos beneficios frente al deterioro progresivo que causa su enfermedad. Las residencias, como la de la asociación San Rafael de Alzhéimer en Córdoba, sí se mantienen abiertas.

Debido a las medidas de confinamiento que incluye el estado de alarma, en la residencia de Alzhéimer Córdoba se tuvieron que suprimir las visitas de los familiares y sustituir las mismas por videollamadas o llamadas de teléfono.

El presidente de Alzhéimer Córdoba, Rafael Luque, quiere destacar la dedicación del personal que trabaja en la residencia de la asociación «para cuidar y mimar cada día a nuestros 23 usuarios», así como ensalzar la labor y coordinación de otros profesionales de la asociación que están volcados en ayudar a quienes tienen ahora todo el día en su casa a su familiar con alzhéimer, por el cierre de la unidad de estancia diurna y de los talleres. Estos trabajadores prestan, por vía telefónica y correo electrónico, asesoramiento sanitario, psicológico y tratan de que las familias puedan realizar, bajo su supervisión, alguna terapia ocupacional que ayude a que usuarios de la unidad de día y de los talleres se mantengan lo más activos posible en sus domicilios. El cierre de la unidad de día afecta a unos 60 usuarios de la asociación y a otros 40 que asisten a distintos talleres.

«Somos conscientes de la complejidad que supone para las familias tener ahora todo el día en casa a su ser querido con alzhéimer, porque a estas personas les afecta no estar recibiendo la atención especializada que se les daba en la unidad de día y en los talleres. No habíamos sido advertidos de los efectos de esta pandemia. Sin embargo, frente a esta adversidad, desde nuestra asociación estamos poniendo todo el cariño para que el estado de salud de los residentes sea inmejorable. En la residencia están trabajando 13 auxiliares; 3 técnicos (para prestar servicios de fisioterapia, terapia ocupacional y psicología); tres enfermeras y un servicio de limpieza y lavandería reforzado», expone el presidente de Alzhéimer Córdoba.

Protocolo estricto

«Los trabajadores siguen un protocolo preventivo muy estricto en la residencia y en sus propias casas. Hemos incrementado las medidas de seguridad, que ya de por sí existían antes del coronavirus. Tenemos contemplada una sala de aislamiento, por si se produjera algún caso de infección y, por el momento, disponemos de material preventivo. Los mayores son la población más vulnerable ante el coronavirus y, por eso, hay que protegerlos de la mejor manera», resalta Rafael Luque. «Cuando todos los días salimos a los balcones, además de solidarizarnos con los sanitarios, con las fuerzas de seguridad y otros servicios esenciales, nos tenemos que acordar de los profesionales del sector sociosanitario, de los usuarios y de sus familias», remarca Luque.

Trabajadores y residentes están convencidos de que juntos superarán esta crisis sanitaria. Foto: CÓRDOBA

Montse Pérez-Esparza Morales tiene a su madre, Concha, en la residencia de Alzhéimer Córdoba. A diario Concha recibía visitas de sus cuatro hijos, algo que la crisis del coronavirus está impidiendo. Montse apunta que es consciente de que toda la población debe cumplir las normas para tratar de parar la cadena de infectados por coronavirus, pero añade que le resulta «muy duro» no poder visitar a su madre. Estos cuatro hermanos reciben a diario información sobre cómo ha comido su madre, sobre su estado de salud, un informe sobre la limpieza y las medidas de seguridad y además una videollamada diaria para poder ver cómo está su madre física y anímicamente. «Cuando vemos a nuestra madre en la pantalla nos da el subidón y cuando acaba, el bajón. Pero merece la pena y nos aporta tranquilidad. Agradecemos mucho la labor de todos los profesionales de la residencia, porque nuestra madre recibe mucha estimulación y, sobre todo, cariño», destaca la hija de esta usuaria.

Paqui Ariza, junto a su hija y nieta, no puede ir ahora a la unidad de día. Foto: CÓRDOBA

Los cuidadores de las personas con alzhéimer están realizando estos días un esfuerzo enorme, debido a que no disponen del respiro y la tranquilidad de tener a sus familiares en unidades de día o talleres que aportan muchos beneficios a sus usuarios. Algunos de estos familiares-cuidadores, como es el caso de Isabel Ariza, de Fernán Núñez, han pedido permiso en sus trabajos e incluso han renunciado al servicio de ayuda a domicilio que le correspondía a su familiar mientras dure el estado de alarma. Isabel, su padre y hermanos están llevando a cabo con todo el cariño y esmero que pueden las tareas que recaían en el servicio de ayuda a domicilio y en la unidad de día de la asociación de alzhéimer de Fernán Núñez, para que así su madre, Paqui Ariza, esté lo mejor atendida posible.

Aun así, esta familia está deseando que pase esta situación para beneficio de toda la población y, en particular, para que las personas que, como su madre, necesitan unas rutinas puedan volver a recibir terapias de estimulación adecuadas y salir a la calle, «ya que nuestra madre estaba acostumbrada a ir muchos sitios, junto a mi padre o nosotros, sus hijos, y le está resultando complicado estar todo el día en casa».