Los padres de alumnos, tanto de la pública como de la concertada, tienen claro que este curso académico 2020-21 no se puede perder -suspendidas las clases por la epidemia de coronavirus-, pero hay que acabarlo “con garantías”, y muestran su preocupación ante una situación excepcional que puede provocar desigualdades entre los alumnos, dado que no todos disponen de las mismas herramientas digitales en sus casas.

Sin embargo, mantienen discrepancias respecto al final del curso. El presidente de la Federación de asociaciones de alumnos de centros públicos, FAPA Ágora, Francisco Mora, entiende que “la solución es alargar el curso escolar a primeros de julio”, ya que éste es un mes lectivo, donde hay recursos y los profesores deben estar en activo. Mora insiste en que “podemos recuperar este curso ampliando nuestro margen de días lectivos hasta 10 o 15 más, excepcionalmente, para que los niños adquieran los conocimientos suficientes para pasar de curso, sobre todo en los que son cambios de ciclo”.

Por otra parte, el presidente de las asociaciones de padres muestra su preocupación porque “el trabajo on line no es real”. Agradece al profesorado todo el esfuerzo que está realizando, pero “no todo el mundo tiene ordenador e internet en casa ni todas las familias la misma capacidad para atender a sus hijos en las tareas”. Por ello, entiende las dificultades de la evaluación, y que “no se puede dar un aprobado en general”, así que “nos parecería oportuno alargar el curso”.

María Luisa Lucena, presidenta de la FAPA concertada, discrepa en este aspecto. No ve bien alargar el curso a julio, tanto por las altas temperaturas que Córdoba soporta en estas fechas, con centros que no acaban de estar bien preparados, como por la disponibilidad de las familias para recoger a sus hijos a media mañana si no pudieran soportar el calor. Para ella, se pueden proponer otras soluciones, como empezar el curso siguiente a primeros de septiembre y reforzar las materias del curso anterior, sobre todo para los alumnos que comienzan un nuevo ciclo. “Lo verdaderamente importante ahora es la salud, que está muriendo mucha gente, lo demás se puede ir subsanando”, afirma. Y pide a los profesores que “dosifiquen” de alguna forma el trabajo que mandan a los alumnos, que algunos están “agobiados”. “Los chicos se están portando muy bien, están trabajando mucho, pero hay que entender que están también muy afectados por la situación”, apunta.

En cuanto a los sindicatos, Samir Wahad, responsable en Córdoba del sector de enseñanza del CSIF, el mayoritario, reconoce que “los docentes se están esforzando mucho, haciendo un trabajo bastante complejo y adaptándose con profesionalidad al nuevo escenario de enseñanza telemática”. Respecto a la evaluación, entiende que “la flexibilidad o la autonomía que la Consejería ha dado a los centros puede ser buena pero hay que anticipar soluciones y dar instrucciones claras para que el profesorado lo aplique con garantías y seguridad y que la evaluación sea válida". Wahad señala que “en ningún momento se baraja ampliar las clases a julio, así lo ha dicho el Ministerio” y que el curso avanza porque “se están dando contenidos”. Admite, no obstante, que “algunos claustros no tienen medios para hacer sesiones de evaluación, pero la Administración está intentando darles las herramientas que necesitan”.

Por su parte, la presidenta de la asociación de directores de centros públicos de Infantil y Primaria (Asadipre), Isabel Bernal, explica que al haberse dado autonomía a los centros para la segunda evaluación, “cada centro ha acordado con su claustro lo que va a hacer”. Señala que unos aplicarán la evaluación continua y no entregarán calificaciones ni notas y otros cerrarán la segunda evaluación con sus equipos docentes, grabarán las notas en Seneca y enviarán los boletines a las familias. No obstante, la presidenta de Asadipre entiende que quizá sería mejor que “las instrucciones hubieran sido más cerradas, aunque también es verdad que hay mucha disparidad de centros”.