Al mal tiempo buena cara y, sobre todo, una sonrisa. Eso es lo que pensó el equipo de la farmacia Díaz Vilches-Holgado Díaz, más conocida como la de Valdeolleros, que lleva más de sesenta años sirviendo al barrio. Federico Holgado es el tercero de una generación de farmacéuticos, y ahora está al frente del establecimiento y, junto a su equipo, ha decidido imprimir un poco de optimismo a los ciudadanos con una acción que consiste en salir cada tarde, después del aplauso de agradecimiento a los sanitarios por su dedicación en la atención frente al coronavirus, a bailar a la calle, para alegría de los vecinos, que desde sus ventanas y balcones les animan y siguen el ritmo.

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Todo esto no sería posible sin la complicidad de uno de los vecinos, primo de Holgado, que cada día pone la música desde su casa. “Estamos intentando aportar a toda esta situación lo que podemos, y como somos un grupo joven de trabajadores, un día nos planteamos cómo agradecer a la gente su apoyo y se nos ocurrió salir a la calle a bailar”, dice Holgado, que asegura que también intentan “ofrecer tranquilidad y normalidad a los ciudadanos, la mayoría personas mayores”, además de mostrar su agradecimiento a todos aquellos que “están cumpliendo las normas” aislados en su casa.

Y para evadirse también de su tensión, estos trabajadores improvisaron una coreografía con la música que salía de la casa del primo del farmacéutico. “Fue todo muy rápido y, aunque somos bastante torpes, intentamos mejorar”, dice el joven farmacéutico. Lo que pretenden Holgado y su equipo es hacer sonreír a sus vecinos, aunque sean cinco minutos al día, y lo consiguen. “La sonrisa es muy importante para la salud, y en eso estamos”, continúa Holgado, que cada día, junto a sus compañeros, interpreta una canción distinta. “Al principio, temíamos que no nos dejaran hacer esto en la calle, pero guardamos las distancias y, al final, lo que importa es ese pequeño grano de arena para hacer sonreír a los demás en estos duros momentos, o simplemente felicitar el cumpleaños de la gente, como el viernes, que cumplió años el frutero y le cantamos todos”.

Esta y otras acciones son imprescindibles para subir el ánimo en estos momentos, aunque solo sea por unos minutos, que ahora en este barrio esperan cada tarde.