Córdoba es la provincia andaluza con un mayor número de menores de edad atendidas por el Instituto Andaluz de la Mujer por ser víctimas de violencias sexuales cometidas por sus parejas o exparejas, de acuerdo con lo señalado ayer por Inmaculada Palencia, que es psicóloga y terapeuta del Programa de atención psicológica a las mujeres menores de edad víctimas de violencia de género.

Esta profesional puntualizó que Córdoba es el territorio donde más jóvenes llegaron a las consultas individuales por este problema, dado que en los grupos se trabaja esta materia con todas las adolescentes que han sufrido violencia machista. De este modo, también precisó que las 25 chicas atendidas por la sexóloga en el 2019 no llegaron exclusivamente como víctimas de violencia sexual, sino que dentro de la violencia de género se encontró esta. Las cifras facilitadas por el IAM apuntan que, además de estas adolescentes, se trabajó con 19 familiares, lo que supuso un leve repunte de la actividad respecto al año anterior. Por otra parte, en Andalucía se registraron 240 usuarias y 112 familiares, y en este caso el incremento fue más significativo, alcanzado un 45% en el caso de las jóvenes. Estas tienen edades comprendidas entre los 14 y los 18 años.

«ELLOS SON SUS MAESTROS» / Inmaculada Palencia explicó que el proceso de recuperación de las víctimas puede durar alrededor de un año y que «el apoyo familiar es fundamental». En esta línea, comentó que algunos padres no se implican y a las chicas «les cuesta más» superar la violencia machista sufrida.

En cuanto a la violencia sexual en concreto, comentó que «no la cuentan porque la tienen normalizada» y en este programa suelen abordarla en la fase final, «ya que es la parte más dura para ellas». Palencia detalló que, «generalmente, en las relaciones de pareja, aunque sean muy cortas, la relaciones sexuales se inician rápidamente y algunas son pequeñas. Los chicos, que tienen una sexualidad bastante pornográfica, son sus maestros. Le enseñan que en eso consiste una relación sexual».

Esta psicóloga aseguró que «hay una violencia tremenda siendo tan pequeñas» y citó, a modo de ejemplo, «el tener que hacer varias veces al día el acto sexual en cualquier sitio y de la forma que el chico quiera». Sobre la actitud de la víctima ante estas situaciones, añadió que «se disocian bastante (tienen que hacer mentalmente un acto de irse de esta realidad para poder soportarla) y acceden a todo lo que el chico le pide, cuando dicen que no, es peor». Esto provoca que a veces no recuerden sus experiencias hasta que pasado el tiempo, por ejemplo, las escuchan de otra persona.

Pese a todo, Palencia subrayó que estas menores «se recuperan bastante en el tiempo que pasan con nosotros» e hizo hincapié en que el objetivo es que ellas «comprendan el porqué de la situación, que no es individual, sino también social, que puedan entender la igualdad, colocarse en un lugar de mayor poder para con el otro sexo y detectar rápidamente los indicadores de la violencia de género».