De David se puede decir que le da a todos los palos, pero sobre todo, que es feliz, un influencer de la vida. Este joven Down de 17 años estudia en el colegio María Inmaculada, en Santa Rosa, FP Básica de administrativo. En este centro asegura que tiene muchos amigos, aunque sus amistades se van multiplicando porque luego por las tardes, dos días va a taekwondo, otros dos a entrenar con el equipo de fútbol de la Liga Genuine, sin olvidar la clase de logopedia que recibe en Down Córdoba y otra actividad a la que acude de baile contemporáneo.

Su padre, Jesús Rey, señala que además comparte con él el gusto por la música más alternativa, desde el heavy metal, rock antiguo a grupos indie, poco comerciales. Desde el verano pasado David se incorporó al grupo que tiene su padre, que se llama La naranja me mata, y acompañó a la corista en el concierto por el día de la discapacidad, en el Carrefour La Sierra, y también en actuaciones en la feria de Almodóvar del Río, en el Santo Rock Santaella o en las salas Hangar o Al Baile de Córdoba.

Un miembro más

Jesús Rey compuso la canción Soy Down para su hijo y ya la han puesto en escena en más de una ocasión, con un mensaje sobre la valía de estas personas. «Mi hijo actúa con mucho desparpajo, lo hace muy bien». El padre de David cree que hay que seguir luchando mucho para que los jóvenes como su hijo tengan un mejor futuro y para que se eliminen barreras. «Que sea lo más autónomo posible, feliz y que esté integrado en la sociedad», añade Jesús. Por su parte, David tiene muchas ganas de que pase pronto la epidemia del coronavirus y volver pronto a poder jugar al fútbol y a hacer las demás actividades, para estar con todos sus compañeros y compañeras.

Sobre su futuro, David sueña con poder dedicarse a alguna profesión que tenga que ver con los animales, con labores relacionadas con la veterinaria o ser adiestrador de perros, apicultor y por qué no, sacarse el carnet de moto. Además, se atreve con cualquier película de miedo. También quisiera poder formar una familia, como sus padres y, sobre todo, seguir siendo feliz.