Aunque es imposible pensar en otra cosa, todo se puede ver desde una mirada más amable y menos dramática. El aislamiento al que el coronavirus ha sometido a la poblaciónl coronavirus tiene otra cara además de la del miedo, la descofianza y la preocupación. Se trata de la solidaridad que surge de repente cuando vemos que el malestar emocional se adueña del vecino.

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Y en Córdoba han surgido a través de las redes sociales un gran número de iniciativas de ciudadanos anónimos que pretenden ayudar en lo que esté en su mano ante este aislamiento, que acaba de empezar y hay que gestionar de la mejor manera posible.

Y eso es han hecho José Manuel Gómez Jurado y su compañera, Mar Domíguez, que se han unido en un proyecto solidario al que cada vez están sumando más personas. "En un primer momento pensamos comprar y llevar cosas de primera necesidad a las personas mayores”, cuenta Gómez, que se ha visto sorprendido por la solidaridad de la gente y ha ampliado el proyecto a ofrecer ayuda legal, gracias a la unión al grupo de un abogado laboralista, además de dos médicos y un auxiliar de enfermería que ofrecen sus consejos sanitarios a las personas que pertenezcan a grupos de riesgo.

Todo este trabajo se canaliza bajo el nombre de Grupo de Apoyo Mutuo Córdoba y han diseñado un cartel informativo con los teléfonos que coordinarán las tres labores: llevar alimentos y productos de necesidad a los mayores, asesoramiento legal y sanitario.

"Estamos ultimando las labores de coordinación”, ha señalado Gómez, que comenta con entusiasmo que se han unido ya más de 60 personas a colaborar en esta acción. “La mayoría son jóvenes y estudiantes”, ha apuntado con alegría este historiador, que junto a su pareja, se puso en contacto con un grupo de amigos que no creía pudiera crecer tanto. “El ser humano ha llegado hasta aquí gracias a la cooperación y no a la competitividad”, por lo que “coordinarnos, ser capaces de trabajar en equipo y apoyar a la gente que lo necesite aporta humanidad a esta vorágine de locura”.

Y de otra forma, pero también muy práctica, el arquitecto Rafael Obrero ha ideado una manera de pasar el tiempo a través del arte. Un curso de acuarelas es lo que propone Obrero “para que la gente tenga algo en lo que ocupar el tiempo”. Así, todos los días, a través de su perfil en las redes, ofrece cada clases prácticas de cinco minutos destinadas a iniciados en el arte de la acuarela.

Por su parte, el escritor José Carlos Ruiz propone ante este aislamiento ver un cine “diferente”. “Tengo alumnos que, además del programa académico, se quieren entretener con algo distinto, y se me ocurrió hacer un listado de películas con un toque filosófico de fondo, frente a otras propuestas más habituales”. Además de ver este tipo de cine, Ruiz aporta aspectos curiosos de cada filme y sobre todo aspira abrir un debate y a que se tenga “otra perspectiva del entretenimiento”.

También la empresa cordobesa Genially Blog ha querido colaborar ante esta crisis y propone una serie de iniciativas que pretenden facilitar y fomentar, en la medida de lo posible, el aprendizaje virtual y el trabajo en remoto. Este método es una vía crucial para mantener el ritmo de la escuela, academia, universidad u oficina en estas semanas.

En Genially tienen el objetivo de ofrecer recursos y contenido a esos alumnos, formadores y profesionales afectados. Por ello, ponen en marcha una serie de acciones propias además de sumarse a todos los movimientos iniciados por parte de otras plataformas digitales del sector.

Por su parte, el profesor del máster de la UNED Tic-Etl José Carlos García Obrero ha puesto en marcha la propuesta de un grupo de profesores y estudiantes del Máster, que se ofrece voluntariamente para ayudar a los docentes que tienen que llevar a cabo su actividad online para atender a sus alumnos por el cierre de los centros educativos en algunas zonas de España.

Y a todo esto hay que sumar la imaginación de los ciudadanos, que se pueden ver a ratos con sus hijos en las azoteas de sus bloques, eso sí por turnos, para que los niños disfruten de un poco de aire fresco o las familias que han decidido emplear parte del tiempo en la limpieza común de sus casas, que seguro que no han estado nunca tan ordenadas, sin olvidar el encuentro común diario en el aplauso a los sanitarios, al que el pianista cordobés Alberto de Paz pone música desde su balcón.