Josefa Ávila nació en Córdoba pero trabaja desde 2010 como enfermera en Italia. Tras un día de descanso, este miércoles vuelve a su puesto en el hospital de Módena donde consiguió una plaza de funcionaria del sistema sanitario italiano. En esta ciudad de la región de Emilia Romaña, de 180.000 habitantes, se ha declarado ya un caso de coronavirus procedente de Piacenza, el lugar donde se diagnosticó el denominado “paciente cero”. Jose, así la llaman, reside en Parma, con su marido que es italiano y sus dos hijos, una localidad a sesenta kilómetros de su empleo donde hay ya dos casos positivos de coronavirus.

Las escuelas de esta zona del país permanecen cerradas hasta el día 1 de marzo, aunque Jose relata cómo la información es contradictoria debido a las fake news que están circulando por redes sociales como Whatsapp y Facebook. “Por ahí nos llegan informaciones falsas que dicen que los colegios permanecerán cerrados hasta el día 20, pero el gobierno se ha apresurado a desmentirlo”, cuenta vía telefónica desde su domicilio en el que sus hijos, de 10 y 11 años, llevan una semana sin pisar el colegio ante el cierre de las escuelas. “Les mandan tareas para que estén ocupados”, asegura. Jose sostiene que “el problema es el pánico” y que “en la calle solo se ven coches circulando, pero nadie camina”.

En su caso, como profesional sanitaria puede ser reclamada por su hospital en cualquier momento, de hecho algunos centros sanitarios están buscando personal. Su testimonio coincide con el de otros cordobeses residentes en Italia y dibuja una situación en ocasiones desbordada, con desabastecimiento de determinados productos. Ella asegura estar “tranquila”, algo favorecido por su condición de enfermera porque “el sistema sanitario funciona bien, tenemos el material necesario para protegernos, se ha reducido el número de acompañantes de los pacientes para evitar riesgos y se intenta que aquellas personas que tengan síntomas sospechosos no acudan a los hospitales o centros de salud, sino que sean atendidos en sus casas, así se minimiza el riesgo de contagio”.

Jose no ha pensado en mudarse y sí reconoce cierta preocupación por la situación de sus suegros, que viven en Piacenza y que son población de riesgo debido a su avanzada edad, “estamos valorando la situación al respecto”, añade. Ella entiende que al ser Italia “un país abierto y con grandes reclamos para el turismo, era lógico que antes o después llegara algún caso de coronavirus”. Lamenta el daño económico que está sufriendo su país por la caída del turismo durante estos días y por el cese de las operaciones de grandes multinacionales con importantes relaciones comerciales con China, entre otros países. “Es absurdo el pánico, estoy alucinando con algunas cosas”, afirma, cuando describe cómo los lineales de los supermercados se han quedado vacíos. “Hay falta de conocimiento”.