Eduardo Serrano Bonilla, de 21 años, es un estudiante de Erasmus de la Universidad de Córdoba que lleva en Milán desde el 16 de septiembre que comenzó cuarto curso del grado de Turismo en la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de esta ciudad del norte de Italia. Estaba muy contento porque esta semana, con motivo del puente de Andalucía, iban a viajar hasta Milán varios primos suyos de Fernán Núñez, la localidad natal de todos, para pasar con él unos días.

Sin embargo, la expansión del coronavirus por el norte de Italia y las medidas restrictivas que se han adoptado en toda la nación, que incluye el cierre de los principales monumentos, teatros, cines y puntos de obligada visita en la ciudad, han hecho cambiar de opinión a sus primos que han anulado el viaje. Tampoco viajarán hasta allí unos amigos de Eduardo, que junto a él iban a hacer varias excursiones en marzo.

Este joven, que está interno en una residencia de estudiantes, no se planteaba hasta el domingo volver a España, porque en principio las clases solo se han suspendido esta semana, aunque viendo el hilo que está tomando la situación. y que la suspensión de las clases pueda prolongarse mucho más tiempo ha comprado un billete de avión para volver a España en unos días. “Hasta el jueves 20 de febrero estuve yendo a clase con normalidad. Pero ya el viernes se comunicó la suspensión de toda actividad universitaria y en la propia residencia donde vivo en los ascensores se han colgado mensajes con los principales consejos preventivos que hay que seguir para evitar la expansión de este virus y también en la entrada a este edificio han instalado un dispositivo con gel desinfectante”, comenta.

“Apenas he salido desde el viernes de mi habitación, aunque la residencia se ha quedado casi vacía, pues muchos de los internos,como son de ciudades próximas, se han marchado a sus casas mientras no hay clase. Este domingo si salí para ir a un supermercado que tengo a un minuto. Lo dejé para última hora porque pensé que habría menos gente y las estanterías del supermercado estaban totalmente arrasadas, como si hubieran entrado a robar. En el supermercado no quedaba pan ni agua, como si hubiera habido una guerra”, relata Eduardo.

Aunque la residencia en la que vive este joven de Fernán Núñez se encuentra retirada del Milán turístico y está en las afueras de la ciudad, a través de su cuarto Eduardo ha visto pasar a algunas personas con mascarillas. Este joven Erasmus se muestra confiando en que pronto habrán repuesto las existencias de víveres en el supermercado y tiene pensando ir a comprar una mascarilla, que el domingo no pudo hacerlo porque estaba cerrada la farmacia más cercana y en el supermercado también se habían agotado.

Eduardo se acuerda mucho en estos días de su familia y se muestra preocupado por el parón que están sufriendo las clases en la Universidad, ya que no está previsto recuperar nada ni vía correo electrónico ni en otro formato al haberse anulado toda actividad académica. La situación que se está viviendo además en el ámbito universitario se complica porque la llegada de muchos alumnos de segundo cuatrimestre de Erasmus a Milán pues seguramente se haya pospuesto o tendrá que hacerse.

La cordobesa Alba Ortiz disfruta de una beca Erasmus en Parma. Foto: CÓRDOBA

Alba Ortiz: “Las mascarillas y el gel de manos están agotados"

Alba Ortiz tiene 20 años y disfruta de una beca Erasmus en Parma. Allí vive desde septiembre y fue advertida este domingo por la universidad en la que estudia Educación Infantil de que esta semana se anularían las clases y los exámenes. Tampoco iban a permitir el acceso a la biblioteca. Según el relato de esta estudiante, “las mascarillas y el gel de manos están agotados en todas las farmacias”. En su caso, ella se encuentra bastante preocupada por esta situación y está pensando en volverse a Córdoba aunque lamenta que ahora sea “más complicado viajar a España porque están cancelando muchos trenes y los vuelos se están agotando”. Alba ha decidido no salir a lugares públicos y también denuncia el desabastecimiento en los supermercados.

La cordobesa Isabel Parras trabaja en la sede de la FAO en Roma. FOTO. CÓRDOBA

Isabel Parras: "Es difícil no sentir algo de recelo con los visitantes de origen asiático"

Isabel Parras: "Es difícil no sentir algo de recelo con los visitantes de origen asiático" Isabel Parras, de 36 años, es ingeniera agrónoma y trabaja en la sede de la FAO en Roma. Ha vivido en la capital italiana en varias etapas de su vida, la última desde el pasado mes de julio de 2019 y por el momento no tiene fecha de vuelta. Parras asegura que en el aeropuerto de Fiumicino se establecieron controles de temperatura para los viajeros hace semanas y que este pasado domingo, fueron aplazadas unas pruebas de oposiciones como primera medida urgente.

Ella trabaja en la FAO, agencia de Naciones Unidas para la alimentación, donde hay muchas personas extranjeras que viajan constantemente y cada día se celebran eventos internacionales. Sin embargo, “aún no nos han dado permiso para trabajar desde casa, solamente se ha publicado una lista de países solicitándonos reducir los viajes a lo indispensable, tanto los profesionales como personales. Sus padres, que tenían previsto viajar a Roma para visitarla, han preferido esperar un poco para sacar los billetes. Isabel asegura que el clima general allí es “de precaución, sin alarmismos”, no ha pensado en volverse a Córdoba y sí reconoce que es “difícil no sentir algo de recelo con los visitantes de origen asiático”.

Inmaculada Jiménez es estudiante de Educación Infantil con una beca Erasmus en Salerno. FOTO: CÓRDOBA

Inmaculada Jiménez: "No he pensado volverme, de momento. Al Sur no ha llegado tan fuerte"

Inmaculada Jiménez: "No he pensado volverme, de momento. Al Sur no ha llegado tan fuerte" Inmaculada Jiménez tiene 21 años, vive en Salerno, en el sur del país, a unos sesenta kilómetros de Nápoles. Es estudiante de Educación Infantil y ahora disfruta de una beca Erasmus desde el 23 de septiembre. Ella afirma sentirse “tranquila”, su previsión es estar en Italia hasta finales de junio. En su ciudad han empezado a anular algunas clases, pero “nada más, al Sur no ha llegado tan fuerte aún”, ha asegurado. Ha relatado que en el aeropuerto de Nápoles sí se están haciendo algunos controles tanto a quien llega como a quien deja la ciudad y también se están anulando los trenes que vienen del norte de Italia,ha afirmado. “No he pensado volverme, de momento”, ha dicho.