Manuel (nombre ficticio) ha tenido un contrato temporal en el Ayuntamiento de Córdoba como grabador de datos, empleo al que accedió a través del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), donde su currículo esperaba una oportunidad que parecía no iba a llegar nunca. Manuel, que presenta el síndrome de Asperger, se sintió muy realizado durante el tiempo que estuvo trabajando, aunque ya ha había estado en Aprosub o Fepamic haciendo voluntariado. Este joven de 32 años posee el título de técnico de grado medio en explotación de sistemas informáticos y el B1 de inglés. Además, con 18 años se sacó el carnet de conducir, con mucho esfuerzo por su parte y con el respaldo de su familia, que no pierde la fe en sus posibilidades.

Con estos conocimientos y otros cursos que ha hecho, este joven se presentó a las últimas oposiciones de portero del Consistorio cordobés, por el cupo para personas con discapacidad intelectual, y quedó el séptimo, aunque luego a la hora de baremar a los candidatos, mezclaron a los aprobados de todos los apartados, por lo que las posibilidades de que lo llamen para trabajar están muy complicadas, se lamenta la madre de Manuel.

El síndrome que tiene diagnosticado este joven, del que se acaba de conmemorar el día mundial, se enmarca dentro del trastorno del espectro del autismo (TEA), Este síndrome, como el autismo, afecta al neurodesarrollo. Sin embargo, quienes lo presentan no tienen por qué tener reconocida una discapacidad intelectual asociada, aunque como pasa con el TEA, ser Asperger implica que existen dificultades en la comunicación, en la interacción social y en la flexibilidad de pensamiento y conducta.

En la asociación Autismo Córdoba han puesto en marcha un servicio de capacitación y orientación laboral, dirigido a jóvenes con Asperger y TEA, con el que se pretende ofrecer unas pautas para que estas personas puedan acceder a un mercado de trabajo, que apenas ofrece un mínimo porcentaje de oportunidades a quienes presentan una discapacidad intelectual. Carmen Mosoco, responsable en Autismo Córdoba del programa Faroh (iniciativa dirigida a la adquisición, desarrollo y fomento de la formación, autonomía, regulación emocional, ocio y habilidades sociales para personas con Asperger) señala que el objetivo es poder orientar laboralmente a los chicos con este síndrome desde la adolescencia, para que sepan enfocar sus estudios. El programa Faroh pone a disposición de los niños y jóvenes con Asperger terapias y actividades de ocio individualizadas y grupales, en distintos grupos de edades, específicas para esta variante del autismo, que presentan uno de cada cinco personas con TEA, que en el caso de Córdoba puede equivaler a que haya más de mil personas con Asperger. Carmen Moscoso reconoce la dificultad que tienen las personas con Asperger y con TEA para encontrar un trabajo, porque «la sociedad sigue sin estar preparada para aceptar que existen personas diferentes, que tienen mucho que aportar, y eso se tiene que trabajar desde la etapa educativa infantil y en todos los ámbitos de la sociedad».