La cordobesa Laura Medina Puche decidió, como tantos investigadores, salir al extranjero para adquirir una formación complementaria a su carrera. Cuando estaba decidiendo si efectuar esa estancia en Europa o Estados Unidos salió la oportunidad de completar su formación postdoctoral en el Shanghai Center for Plant Stress Biology, de la Academia China de las Ciencias. Esta investigadora, de 35 años, no se lo pensó dos veces y allí lleva desde julio del 2016. Laura estudió en el colegio Santa Victoria. Tiene la licenciatura en Biología por la Universidad de Córdoba, un máster en Biotecnología Molecular Celular y Genética y también hizo la tesis doctoral en el departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias. Obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura y de Doctorado. Realizó estancias de investigación en Alemania y Amsterdam, gracias a la beca FPU, de formación de profesorado universitario. Y ya en China ha sido premiada con un proyecto de investigación propio. En Shanghai forma parte de un grupo de investigación internacional, dirigido por la científica malagueña Rosa Lozano Durán, que se dedica al estudio de las interacciones moleculares entre plantas y virus de las plantas. Su actual lugar de residencia obliga a esta cordobesa en estos momentos a convivir con la epidemia del coronavirus, pues aunque vive a más de 700 kilómetros de Wuhan (epicentro del brote), está asumiendo todas las recomendaciones preventivas que lleva a cabo la población.

-¿En qué se centra la investigación que realiza en China?

-Mi proyecto se centra en la identificación de qué dianas moleculares en las plantas son objetivo del virus en estudio y cómo este manipula a las plantas para suprimir sus respuestas de defensa. Trabajamos con un virus que presenta una distribución mundial y que afecta principalmente al cultivo del tomate.

-¿En su grupo hay más investigadores cordobeses?

-No, aunque en otro de los grupos de investigación, liderado también por un malagueño, hay otro investigador postdoctoral que es de Lucena. No obstante, hay una alta representación española en nuestro centro de investigación.

-¿No existe en Andalucía ni en España un grupo que le ofreciera las mismas oportunidades para investigar que en China?

-Sí existen. Antes de dar el salto a China me trasladé desde Córdoba al Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (Ibmcp) del CSIC en Valencia, centro en el que hay muchos grupos con muy buena calidad investigadora. Sin embargo, impulsada por la motivación de enfrentarme a nuevos retos, surgió la oportunidad de China. Me dieron muy buenas referencias de la que es a día de hoy mi jefa. Ella me dio total apoyo, me recibió muy bien y estoy contenta con esta decisión, porque China es un país, si no el más potente, sí el mayor productor de investigación mundial, con un presupuesto incomparable y da oportunidad a jóvenes investigadores y a postdoctorales.

-¿Se siente a gusto allí?

-Sí, después de un periodo básico de adaptación y de sorpresa, porque la cultura y el comportamiento es diferente, todo es fácil y fluido. El grupo en el que trabajo es muy organizado. Nuestros compañeros chinos son muy cariñosos y simpáticos, al igual que el pueblo chino en general. Al principio les da vergüenza por la barrera del lenguaje, pero estoy estudiando chino y eso ayuda a romper el hielo. Venía con un contrato de dos años ampliable, pero lo he ido enlazando con otras becas postdoctorales y financiación propia. Creo que estoy obteniendo buenos resultados y debo seguir avanzando y aprendiendo para seguir cumpliendo metas y objetivos.

-¿Existe mucho interés por el estudio de las plantas en China y por el cuidado de las mismas?

-Sí. Hay magníficos centros de investigación en China. Se dedica mucha inversión. Las plantas son una base fundamental para la alimentación humana. Requieren de menos recursos y, con el factor del cambio climático, se quieren acometer una serie de mejoras en los cultivos para hacerlos más resistentes a la sequía, salinidad y enfermedades para garantizar una producción elevada de cultivos claves para la alimentación humana. Además, contextualizando esto en el terreno del crecimiento de la población mundial, hay que garantizar la alimentación de esta población con las mejoras que la ciencia puede aportar.

-¿Qué ámbitos de estudio abarca la Academia China de Ciencias?

-Es como el hermano mayor del CSIC, una red muy amplia que abarca institutos de todas las disciplinas y materias, que tienen sede en muchísimas ciudades de China y en otros países.

-¿Qué pueden aportar las plantas desde el punto de vista farmacológico, además de alimenticio?

-A nivel farmacológico hay numerosos productos que están basados en compuestos extraídos de las plantas, para tratar enfermedades y para cuidados estéticos. En el Imibic de Córdoba existe un grupo de investigación que está evaluando el uso de productos derivados del cannabis para el tratamiento de ciertas enfermedades neurodegenerativas.

-¿Y qué papel juegan las plantas para la preservación del medio ambiente y para reducir el calentamiento global?

-Las plantas son un elemento clave en la lucha contra el calentamiento global, ya que juegan un papel crucial en la reducción de los gases de efecto invernadero, al igual que garantizan la diversidad biológica de los seres vivos y la conservación de suelos. Me gustaría destacar a las últimas premiadas con el premio Princesa de Asturias, Joanne Chory y Sandra Myrna Díaz, por su labor en el desarrollo de variedades vegetales capaces de consumir mayor dióxido de carbono y para cuantificar la importancia de la conservación de la biodiversidad.

-¿Qué papel estima que ostenta Córdoba en investigación?

-La Universidad de Córdoba es muy buena, con unos profesores extraordinarios. Cuenta con grupos muy competitivos y que están llevando a cabo proyectos de investigación con vínculos internacionales, generando patentes, buenos artículos científicos y mucho conocimiento básico y aplicado. También está generando muchos profesionales muy bien formados. Destacaría los departamentos de Bioquímica, Biología Celular y Genética. Agrónomos y Veterinaria también son referentes nacionales. Y el Imibic está haciendo a su vez un trabajo excepcional en Córdoba, aplicado a la medicina.

-¿Pero existen suficientes recursos para investigar en Córdoba?

-La inversión está limitada. Es una asignatura pendiente, pero no solo afecta a Córdoba, sino a España en general. La inversión que se recibe del Gobierno de España es muy baja, no es competitiva, si se compara con países similares en población o estatus económico de Europa. La tan famosa fuga de cerebros es cada vez más preocupante.

-¿Cómo era un día suyo en Shanghai antes del coronavirus y cómo lo es en la actualidad?

-Antes era un día normal, como en Córdoba o Valencia. Me levantaba, iba a trabajar, al gimnasio, clase de chino y vuelta a casa o salir a cenar fuera. El brote del coronavirus ha coincidido con el Año Nuevo Chino y el Gobierno de este país decidió prolongar las vacaciones para intentar reducir la propagación del virus, por lo que todo está más solo que de costumbre. Hay cerradas tiendas, aunque sí están abiertas las de alimentación, y el gimnasio sigue de vacaciones. Hay normas que siempre hay que tener en cuenta como con otros brotes. Normas como intentar reducir el contacto persona-persona, no frecuentar lugares concurridos, usar la mascarilla como medida de protección, cubrirse con un pañuelo o con el codo si se estornuda o se tose y lavarse las manos. La población está muy concienciada con el coronavirus, porque la prevención es indispensable para evitar la propagación. Cada día uso el autobús y lo sigo haciendo. Los conductores llevan mascarillas y guantes y los usuarios también mascarillas en todo el trayecto.

-¿Iba a ir a algún sitio de vacaciones por el Año Nuevo Chino?

-Tenía comprados billetes para viajar a Harbin, al norte de China, cerca de Rusia. Los hoteles y la aerolínea cancelaron la reserva y me devolvieron el 100% del importe. Hay cosas que funcionan bien en este país, como son las medidas de prevención, que la población acata, y que antepone la seguridad y la salud de la nación por encima de los intereses económicos. Si se frena la economía mundial por este brote les da igual porque les preocupa la salud de sus ciudadanos.

-¿Qué medidas preventivas se han adoptado en su trabajo?

-Se han retrasado las vacaciones, sobre todo de los investigadores que vienen de Hubei. Los que no hemos salido de Shanghai y no hemos estado expuestos a nadie del exterior ni de Hubei no constituimos riesgo. Tenemos permiso especial para poder ir a trabajar, no tenemos que quedarnos en casa haciendo cuarentena. Llegamos, nos identificamos al entrar en una lista que han aprobado. Luego te tomas la temperatura, y cuando ven que es correcta, te dejan entrar al puesto de trabajo. Estamos obligados a llevar la mascarilla dentro del trabajo y se está haciendo una limpieza más profunda de las instalaciones. A través de la plataforma Wechat nos recuerdan medidas básicas de prevención y el número actualizado de contagios que se producen y la región en la que se dan. También recibimos SMS, recordándonos que debemos lavarnos las manos y la población lo está cumpliendo muy bien. Por su parte, la prolongación de las vacaciones también afecta a los centros educativos. Quieren escalonar los regresos. A los ciudadanos chinos que se han ido de vacaciones a su ciudad o pueblo natal, como hacemos en España por navidades, les han pedido que se queden en casa, que hagan acopio en los supermercados, que limiten estar en la calle y lugares concurridos.

-¿Se nota que ha crecido la preocupación en China al crecer la cifra de fallecidos e infectados?

-Sí, aunque es sorprendente cómo un país tan grande esta tan perfectamente sincronizado. China juega en otra liga, no es comparable a Europa. La población, desde primera hora, se ha tomado muy en serio que hay que ser cautos. Un nuevo hospital ya está en marcha y estaban pensando hacer dos más en Hubei. China no está ocultando que la epidemia sea peor. China tiene recursos y es capaz de construir un hospital o muchos más en diez días. Ha habido casos de repatriación según la provincia. Ciertas aerolíneas han cancelado vuelos con China. Muchas carreteras están bloqueadas, si bien es cierto que para el suministro de comida o de material hospitalario hay vía libre. También hay autobuses interprovinciales limitados. Se ha disparado la venta de mascarillas desechables, se está racionalizando su venta y se pueden comprar cinco por persona y día, que es suficiente.

-¿Viajará a España pronto?

-De momento no y, en caso de hacerlo, tomaría precauciones En el aeropuerto hay mucha gente y después meterme en un avión doce horas no es quizás lo más recomendable.

-¿Se había planteado que podría vivir esta situación?

-No. Aquí como mucho me preocupaba la contaminación antes del brote. Solía hacer deporte al aire libre, salvo cuando el índice de contaminación estaba muy alto. Tengo purificadores de aire en casa y con frecuencia llevaba mascarilla antes del coronavirus por la contaminación. Sobre el coronavirus quiero transmitir un mensaje de tranquilidad. Hay que tener precaución, pero no pánico. La gente debe buscar información fiable y no titulares sensacionalistas y opiniones personales. Los españoles que vivimos por aquí estamos muy bien.