Córdoba tiene aspectos buenos por lo que destacar, pero también mucho trabajo por delante. Es complicado hablar de la situación de una ciudad y la provincia sin tener en cuenta la política, los que gobiernan y sus respectivos presupuestos. Existen tantos temas interesantes que abordar como por ejemplo: ¿que podríamos hacer para contaminar lo menos posible?, o que no disponemos de suficientes carriles bici por la ciudad y el mal estado de muchos tramos, los precios elevados de la vivienda, etc.

No obstante, por el área en que me desempeño y desde el punto de vista profesional, me preocupa bastante el desconocimiento y/o la falta de interés de algunos profesionales de la salud y de la población en general por la alimentación. Hoy día, se sabe que la alimentación forma parte importante en la prevención y el tratamiento de patologías crónicas como síndrome metabólico, diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión, entre otras. En el grupo de investigación Nutrigenómica y Sindrome Metabólico, del que formo parte en el Imibic, centramos nuestro interés en la influencia de una alimentación saludable basada en la Dieta Mediterránea sobre las patologías antes citadas. En este tipo de estudios de intervención, los voluntarios reciben educación nutricional que acompaña el tratamiento farmacológico de sus respectivas patologías. Muchos de estos voluntarios no tienen casi ningún conocimiento o no han recibido suficientes consejos dietéticos relacionados con sus patologías. Ahí es donde los nutricionistas ejercemos nuestra función, aportando las herramientas necesarias en materia de educación nutricional, y por experiencia puedo decir que los resultados son abrumadores.

Por tanto, creo necesario reforzar el papel del nutricionista como especialidad y la educación nutricional en las escuelas, centros de día, hospitales, centros de salud, etc., así como el apoyo a la investigación en esta área en Córdoba, España y el mundo.