Creo que la cultura en Córdoba sigue eclipsada por su inmenso patrimonio histórico y también por las manifestaciones culturales tradicionales, quizá porque resulta incluso intimidante. Sospecho, además, que esa es la imagen que se proyecta sobre los potenciales visitantes de la ciudad: tradición y patrimonio.

Lo cierto es que Córdoba cuenta con numerosos espacios culturales, eventos y ciclos literarios (Cosmopoética, Letras Capitulares, Clubes de Lectura, Talleres de Escritura...), musicales (Festival de la Guitarra, Noche Blanca del Flamenco...), además de editoriales propias (como Almuzara, La Bella Varsovia, Banda Aparte…) y espacios y programas para las artes escénicas.

Sin embargo, todos estos haberes no parecen bien comunicados entre sí. Se echan en falta plataformas de intercambio y debate que permitan estrechar los vínculos entre los creadores, también entre las distintas disciplinas y con la provincia. Creo que desde la política municipal y provincial podría ayudarse a una mejor colaboración en red de todos ellos, y esa labor en red es, además, la única forma de crear una importante cantera de creadores/escritores y espectadores/lectores.

En cuanto a los primeros, los creadores, me parece evidente que sigue existiendo una fuga de cerebros hacia otras ciudades, no sólo hacia la capital, sino también a Málaga o Sevilla, donde parecen encontrar una mayor receptividad a su trabajo, y esa es una triste pérdida para Córdoba.

Otro motivo de preocupación es el descuido de espacios culturales como el C3A, cuando no el manifiesto abandono, como es el caso del centro Pepe Espaliú, algo que me parece muy sintomático de lo que se entiende por cultura en muchos ambientes de la ciudad, una noción bastante alejada de la modernidad, en la que solo se entiende por cultura la tradición y el patrimonio, como he mencionado antes, en contraste con ciudades como Málaga, por ejemplo, que transmite una imagen más dinámica de su vida cultural.