Un análisis de los principales datos económicos de Córdoba refleja un crecimiento lento, por debajo del ritmo de otras provincias andaluzas. A las causas endógenas de esta situación habría que sumar las que llegan de fuera, por globalidad del mercado, y que pueden afectar de forma importante. La crisis de precios y la ofensiva arancelaria de Estados Unidos está condicionando al sector agroindustrial, el principal foco económico, junto con el sector servicios, en Córdoba.

Por otro lado, hay sectores económicos que se están revolucionando y Córdoba cuenta con elementos importantes para jugar un papel en esa transformación.

La falta de empresas de mayor tamaño, con capacidad para acometer inversiones y movilizar el tejido productivo, generando sinergias con empresas de diferente dimensión y promoviendo la creación de riqueza, es un hándicap importante de Córdoba y provincia. Es importante que se trabaje de forma conjunta y coordinada en los sectores estratégicos para abordar retos y proyectos más ambiciosos. Y tenemos algunos ejemplos de ello en la provincia.

Además, Córdoba cuenta con una de las tasas de desempleo más altas de Andalucía. Esta situación impide que las familias tengan capacidad de consumo para reactivar la economía local.

La clave principal para llegar a ser más competitivos a nivel nacional e internacional es la innovación y el capital humano. Hay que apostar por la I+D+i como única vía para aportar valor añadido a nuestro sector agroalimentario y al sector turístico, motores principales de la economía cordobesa. La transferencia de conocimiento de la Universidad y centros de investigación hacia la empresa debe ser una constante para avanzar en la valorización de nuestros productos y servicios.

Otro reto fundamental que hay que afrontar es la atracción de inversión, de proyectos estratégicos y talento, potenciando y explotando las ventajas competitivas de Córdoba, como son la estratégica ubicación, las inmejorables conexiones o el potencial de su Universidad y centros de investigación.