Tras el impacto y sorpresa generados en el sector agroalimentario después del anuncio hecho público por la Administración Trump de su intención de imponer un 25% de aranceles a varios productos alimentarios de España, entre ellos el aceite de oliva, las aceitunas y el vino; los agricultores cordobeses -sobre todo los olivareros- están hoy expectantes ante el resultado de la reunión prevista en Ginebra (Suiza) entre representantes de la UE y de EEUU con la Organización Mundial del Comercio en la que Europa intentará evitar que estos aranceles se ejecuten, antes de su entrada en vigor prevista para el viernes. Expectación en el seno del sector conjugada con la «indignación», «sorpresa», «incomprensión» y «agravio», vocablos con los que diferentes representantes de organizaciones, cooperativas y agentes del agro han calificado la reacción que han generado estos aranceles entre los agricultores.

Este anuncio de guerra comercial también se coló en la multitudinaria manifestación que el sector del olivar celebró el pasado jueves en Madrid, con presencia cordobesa, convocada originaria y principalmente para protestar por los bajos precios del aceite en origen, pero en el que la decisión de Trump también fue objeto de críticas, proclamas y pancartas.

Entre tanto (lógico y fundado) revuelo, algunos expertos apuntan que en la reunión de hoy hay cierto margen de maniobra, pues el detalle concreto de a qué códigos arancelarios dentro de cada tipo de producto afectarían estos aranceles aún no está del todo claro ni concretado por la Administración estadounidense. Ya sea por este posible margen de maniobra, o porque la diplomacia lo requiere, lo cierto es que los representantes de la Junta y el Ministerio de Agricultura han rebajado el tono de su discurso durante los últimos días.

A espera de lo que dé de sí la reunión de hoy, lo cierto es que el mero anuncio de la imposición de aranceles ha comenzado ya a repercutir en los precios del aceite a nivel general, como afirma el presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Córdoba, Rafael Sánchez de Puerta. Y las posibles implicaciones para el campo cordobés están claras: pérdida directas del volumen de exportación que se viene realizando a EEUU, y que el pasado año se tradujo en 142,6 millones de euros entre el aceite de oliva, otras grasas y aceites, y conservas vegetales, entre las que se incluye la aceituna. En concreto, 123,9 millones de ventas de aceite de oliva, 14,2 millones de euros de otras grasas, y 4,5 millones de conservas vegetales.

Mucha menor incidencia tendrían estos aranceles en el caso del vino Montilla-Moriles -poco afectado- y en los productos ibéricos cordobeses, que no estarían inicialmente en la lista para aranceles facilitada por la Administración Trump, a pesar de que en un primer momento se pensó que estaban incluidos. Ni jamón ibérico ni serrano (con hueso o deshuesado), aunque sí se incluyen productos del cerdo «preparados y conservados», término genérico que podría afectar a los jamones, por lo que el sector del ibérico tampoco las tiene muy consigo.

Por otro lado, y si el sector español habla de pérdidas y de bajadas de precios, el mercado estadounidense alerta de la subida de precios que pueden registrar algunos alimentos importados de Europa, a tenor de las informaciones publicadas en medios como The New York Times. La clásica ley de la oferta y la demanda.

En todo caso, y junto a los intereses del sector agroalimentario español, otro importante asunto está en el transfondo de la reunión de hoy. La defensa de la, al menos teórica, unidad de mercado que es la UE, frente a la defensa que EEUU hace de su mercado siempre que beneficia a los intereses de lobbys y gobiernos de turno.