Eduardo Espinosa ha conseguido crear el proyecto Organink, un producto creado para el desarrollo de biotintas para su bioimpresión en 3D en usos médicos. Una idea que surgió durante su estancia en Noruega y con la que ha revolucionado el futuro de la medicina. «Surgió el interés de utilizar este producto como biotintas en el proceso de bioimpresión 3D en el uso médico», explica.

Tras unos años dedicándose al desarrollo de nanomateriales a partir de fibras de celulosa, ahora «el material que estamos explorando está más enfocado a su aplicación industrial, tanto la industria papelera y del reciclaje como la industria del envasado alimentario», aporta Eduardo. Gran parte de su vida la ha dedicado a la formación de este proyecto fruto de su tesis doctoral, donde ha volcado todo su tiempo, cariño e ilusión. «Podemos decir que el proyecto viene avalado por mucho más tiempo de los seis meses que duró el programa Explorer», explica.

Ahora, gracias al programa Explorer Jóvenes con ideas, organizado por la Universidad de Córdoba, ha conseguido ser el ganador, llevándose una plaza para viajar a Silicon Valley, el referente mundial de innovación y emprendimiento. «Un viaje corto pero intenso» del que vivirá cada minuto de los siete días que dura esta experiencia. «Recibiremos masterclass de trabajadores de las mejores empresas del mundo como HP, Google, Apple, Airbnb o Linkedin, sobre la gestión de proyectos empresariales, innovación, marketing y emprendimiento». Una gran oportunidad para que su proyecto se dé a conocer y pueda ser de gran utilidad en el futuro de la medicina. «Me ilusiona mucho conocer a investigadores de dos de las mejores universidades del mundo como son la Singularity University y la Universidad de Stanford. Es un espejo donde mirarse», señala entusiasmado.

Aunque esto no termina aquí, Eduardo luchará por «uno de los tres premios con una financiación de 30.000 euros, 20.000 euros y 10.000 euros para acelerar e impulsar nuestros proyectos». Todo ello tendrá lugar en Madrid, donde se disputará la final nacional del programa Explorer.

«Hoy en día, estamos muy familiarizados con esta tecnología gracias al auge de las impresoras 3D que utilizan polímeros plásticos». Sin embargo, en vez del uso del plástico, su proyecto utilizará hidrogeles (biotintas) que contienen células. De esta forma, mediante la deposición capa a capa, serán capaces de crear estructuras biológicas complejas de manera que se podrá «crear piel artificial, implantes por quemaduras o recrear tumores, incluso, crear órganos totalmente funcionales y que puedan ser implantados para gente que lo necesite». La naturaleza construye nuestros tejidos y órganos «y si queremos imitar estas estructuras, es necesario recrearlas con esta tecnología». Está dispuesto a llegar muy lejos y a conseguir grandes cambios. Cambios que serán aceptados para todo tipo de personas.

Para él, ganar el premio ha supuesto «un reconocimiento al trabajo realizado, a la labor investigadora y a los resultados de la tesis doctoral». Gracias a ello, y al apoyo de su profesor Alejandro Rodríguez Pascual, está cada vez más cerca de que su proyecto llegue a convertirse en el futuro de la medicina. Ahora, es el momento de impulsar y reforzar su idea. Es el momento de que los jóvenes muestren sus capacidades al mundo. «Estoy dispuesto a seguir trabajando en el proyecto Organink para que el día de mañana podamos constituirnos como una empresa viable y trasladar a la sociedad el beneficio de la investigación que se hace en los laboratorios de la universidad pública. En un futuro muy próximo, hospitales y centros de investigación incorporarán esta tecnología», concluye.