Francisco Miguel Sánchez Tortosa (Antequera, 1963), catedrático de Zoología por la Universidad de Córdoba (UCO), es profesor titular en esta Universidad y miembro del Departamento de Zoología de la UCO desde 1995. Entre sus múltiples áreas y trabajos de investigación ha abordado temas relacionados con la conservación del hábitat de diferentes especies, el estudio de distintas poblaciones -sobre todo de animales-, el mantenimiento de la biodiversidad de zonas agrícolas en la campiña cordobesa y la gestión de especies cinegéticas para mantener la biodiversidad en la Sierra Morena cordobesa.

-En el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas y el objetivo de la UE de detener la pérdida de biodiversidad en el 2020, los ecologistas afirman que en los últimos años se han llevado a cabo pocas medidas y mal desarrolladas. Como experto, ¿comparte esta afirmación?

-Sí la comparto. El deterioro de biodiversidad a nivel UE está claro y la situación es mala, y a nivel mundial es mucho peor. En todo caso, hablar de la pérdida de biodiversidad es hablar del deterioro de los distintos hábitats.

-¿Qué medidas deberían ponerse en marcha para detener el próximo año esta pérdida de biodiversidad y mejorar los hábitats?

-A nivel de España y de la UE tendríamos, en teoría, una buena herramienta como es la Política Agraria Común (PAC), porque está demostrado que la pérdida de biodiversidad en la UE se debe a la intensificación de la agricultura, sector al que, en teoría, se le está demandando que preste unos servicios medioambientales cuyos criterios de cumplimiento son muy laxos. Por ejemplo, la campiña cordobesa recibe muchas subvenciones agrícolas vía PAC, pero las obligaciones a cumplir por los agricultores para preservar el hábitat son muy genéricas. No se obliga a un mínimo de mantenimiento de cubierta vegetal, y lo que se mantiene simplemente es para hacer el paripé. En los últimos años, en esta zona de Córdoba el olivar ha ido ganando terreno sin un adecuado mantenimiento de la cubierta vegetal, con lo que se han perdido poblaciones de aves silvestres, por ejemplo. Y todo ello teniendo en cuenta que, según nuestras investigaciones, con el mantenimiento adecuado de la cubierta vegetal de entre un 10% y un 15% de la superficie de cada explotación dedicada al olivar sería suficiente, y también beneficioso para el propio agricultor, en cuanto a que no perdería suelo de calidad. Sin embargo, el porcentaje que se mantiene normalmente es del 0%.

-¿Qué principales especies vegetales y animales podríamos considerar como amenazadas o ya perdidas en Córdoba?

-Entre las especies animales podríamos citar la amenaza que sufre el lince y el águila imperial, motivada sobre todo por el descenso de la población de conejos, clave para su alimentación. A nivel vegetal, la misma pérdida que se registra en la fauna se traslada a las cubiertas vegetales. En Córdoba se han perdido buena parte de las especies vegetales y apenas 50 especies dominan. Aún no se puede hablar de peligro de extinción, pero sí de una simplificación de especies en las cubiertas vegetales.

-El 75% de los insectos también se han perdido. ¿Qué efectos negativos para la biodiversidad tiene esta pérdida?

-Efectivamente, la intensificación agrícola y el uso intensivo de pesticidas ha provocado un descenso de flores en los últimos 50 años, con la disminución de la cantidad de insectos polinizadores. Entre otros efectos, hay estudios que evidencian que esta merma está relacionada con la pérdida de la cosecha, tanto en cantidad como en calidad, de naranjas y almendros.